Sellados por
el Espíritu Santo,
Nuevos
Discípulos Misioneros
Algunos de los Confirmados y Ministros Extraordinarios, junto a Monseñor Eusebio y el P. Ramón Villamor. |
Por: José A. Velázquez
Para: El Visitante, Prensa para la Paz
Río
Grande. Con la alegría y el gozo del
Resucitado, así recibieron los veinticinco (25) jóvenes, entre ellos varios
adultos, el Sacramento de la Confirmación en la Parroquia Ntra. Sra. Del Carmen
en Río Grande. Una celebración enmarcada
por los signos y el fervor de toda una Comunidad, hasta allí se trasladó el
Pastor y Guía de la Diócesis de El Yunque S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales,
Obispo para conferir este sacramento a los candidatos de la Confirmación. Con él, estuvieron presentes, el Rvdo. P.
Ramón Villamor, párroco y los Diáconos Jose Alberto Ríos, José Carrasquillo y el Aspirante al Diaconado
Fernando Marrero.
Con gran entusiasmo
fueron recibidos los Candidatos, acompañados por sus padrinos, familiares, y
hermanos de las distintas comunidades que componen la parroquia, mientras el pueblo santo de Dios, junto al
Ministerio de Música entonaba canticos, himnos, salmos y alabanzas al Señor en
acción de gracias por ellos.
Con ese
contagio gozoso, sonriente e irradiando alegría y esperanza a los presentes,
Monseñor Eusebio, les dio la bienvenidas a todos y compartiendo el abrazo del
Resucitado. “Hoy estamos aquí, para ser
testigos de estos hermanos y hermanas, que han pedido a este servidor, que se
le confiera el Sacramento de la Confirmación”. Está comunidad Del Carmen, tendrá nuevos
testigos, discípulos misioneros en la Diócesis de El Yunque, que irán a
anunciar a sus barrios, urbanizaciones, comunidades de fe, familias, hogares,
en fin en cada rincón de este pueblo de Río Grande, irradiando a Cristo Resucitado. Añadió, no
solamente ellos, sino también a los nuevos Ministros Extraordinario de la
Sagrada Comunión que realizarán su instalación o renovación, para llevar el
alimentos, el Pan Vivo a Jesús Eucaristía a los enfermos, subrayó.
Luego de
escuchar la proclamación de la Palabra de Dios, el Padre Ramón invitó a los
Candidatos a poner se pie, para ser presentados al Obispo. Acto seguido, Monseñor Eusebio acogió a los
candidatos y candidatas a recibir de parte de la Iglesia, el Sacramento. Desatando entre los feligreses, un sonoro
aplauso por la acogida.
Al iniciar su
homilía, siguiendo el mismo entusiasmo, les dijo a los presentes, ¿Renacieron a
la pascua? ¿Renacieron con ardor, con pasión, llenos de fe y esperanza?, a lo
que, se escuchó a viva vox como respuesta, Si.
Añadió, Monseñor; “Esta es la respuesta que necesitamos, una comunidad
viva, fortalecida con Cristo Resucitado en nuestros corazones para ser testigos
de él, testigos de su presencia”.
“Esta pascua
nos recuerda que Cristo es luz del mundo, que ilumina nuestras vidas, disipando
las tinieblas”, dijo.
El Obispo,
les exhortó a escuchar la llamada que hace el Señor, de aferrarse a la fe,
aceptarla y vivir, para luchar con todo
aquello que contradice la fe, que está en contra de la vida, en contra del
amor, en contra de la justicia. Por
tanto, en ese ardor es que tenemos que ser testigos, coherentes, sinceros,
valientes, fieles, auténticos, es decir, transfigurados como Jesús que irradia
vida, fe y esperanza.
Al continuar
su mensaje, con profundo celo pastoral, expresó; “ésta sociedad tiene urgencia
de ese testimonio, urgencia de que los cristianos y creyentes en Cristo Jesús
vallan por todas partes, testificando lo
es vivir de verdad, el resucitado, lo que es vivir arropados por el
Espíritu Santo”, subrayó.
“Necesitamos
nuevos discípulos misioneros que sean coherentes en su amor, en su entrega y
servicio a los necesitados”.
Monseñor
Eusebio, aprovecho la ocasión para motivar a los fieles, compartiendo las
experiencias vividas durante el Jueves Santo, con la celebración del lavatorio
de pies a un grupo de confinados de la Cárcel el Zarzal, situado en uno de los
costado del el Yunque.
Entorno a la Palabra de
Dios, hizo referencia a la realidad que se vive cerquita de aquí, y a
pasos de este lugar, donde un grupo de confinados quedaron marcados por la alegría y
la fe, al celebrar por primera vez una misa durante la Semana Santa. No
solamente esto, han pedido que mensualmente puedan tener la Santa Misa, pausó,
y tornando su mirada a los Confirmandos y Ministros de la Eucaristía, les dijo;
“He venido a liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos, a proclamar el año
de gracia del Señor”, la Iglesia lleva dos mil años realizando todos los días
esta gran misión evangelizadora, ahora les toca a ustedes hacer lo mismo,
enfatizó.
Como parte de
esta experiencia y testimonio expresó, “al llegar allí, sin mediar palabra, uno
de los confinados me pregunto; te puedo abrazar, y acto seguido esté le dijo,
me quiero confesar”, estas realidades y muchas más son las que se viven no
solamente en las cárceles, sino en los hogares, en la familia, en la calle.
No podemos tener miedo, son corazones pidiendo paz, reclamando justicia,
ese el mundo donde nos toca dar testimonio.
Al concluir
su predicación nuevamente les dijo; “no tengan miedo, anímense a echar las
redes, mar adentro en sus comunidades. Necesitamos vocaciones sacerdotales y
religiosas, hombres y mujeres a decir, Si, radicalmente al Señor para construir
un nuevo País.
“Jóvenes que
vivan comprometidos, sin miedo y con seriedad a asumir la misión anunciar la
Buena Nueva por todas partes”. Insistió con voz profética, “Jóvenes, si queremos un País nuevo, nuestra
actitud debe ser a sacrificarnos, ese es el mensaje de la Cruz, no es
otro. Para esto fue que él vino, dar su
vida, y darla para que tengamos vida en él.
Concluyó.
Posteriormente,
los Confirmandos realizaron sus renovaciones bautismales, y acto seguido
Monseñor Eusebio les impuso las manos y recibieron unción del Santo
Crisma, que les confiere el Sacramento
de la Confirmación. Ya confirmados, la
comunidad y a su Pastor, la iglesia allí reunida se avivo y el obsequio un caluroso
aplauso a todos.
Al finalizar
la celebración los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, fueron
debidamente instalados y enviados con la bendición del Obispo. Sin antes, indicarles a los Ministros, “hoy
se les confía nuevamente llevar a Jesús Eucaristía a los enfermos. Este servicio debe ser siempre una acción con
respeto, celo y pasión por Jesús que se identifica con el necesitado”.
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