lunes, 15 de abril de 2013

Sellados por el Espíritu Santo


Sellados por el Espíritu Santo,
Nuevos Discípulos Misioneros




Algunos de los Confirmados y Ministros Extraordinarios, junto a Monseñor Eusebio y el P. Ramón Villamor.







Por: José A. Velázquez
Para: El Visitante, Prensa para la Paz

Río Grande.  Con la alegría y el gozo del Resucitado, así recibieron los veinticinco (25) jóvenes, entre ellos varios adultos, el Sacramento de la Confirmación en la Parroquia Ntra. Sra. Del Carmen en Río Grande.  Una celebración enmarcada por los signos y el fervor de toda una Comunidad, hasta allí se trasladó el Pastor y Guía de la Diócesis de El Yunque S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo para conferir este sacramento a los candidatos de la Confirmación.   Con él, estuvieron presentes, el Rvdo. P. Ramón Villamor, párroco y los Diáconos Jose Alberto Ríos,  José Carrasquillo y el Aspirante al Diaconado Fernando Marrero.

Con gran entusiasmo fueron recibidos los Candidatos, acompañados por sus padrinos, familiares, y hermanos de las distintas comunidades que componen la parroquia,  mientras el pueblo santo de Dios, junto al Ministerio de Música entonaba canticos, himnos, salmos y alabanzas al Señor en acción de gracias por ellos.

Con ese contagio gozoso, sonriente e irradiando alegría y esperanza a los presentes, Monseñor Eusebio, les dio la bienvenidas a todos y compartiendo el abrazo del Resucitado.  “Hoy estamos aquí, para ser testigos de estos hermanos y hermanas, que han pedido a este servidor, que se le confiera el Sacramento de la Confirmación”.  Está comunidad Del Carmen, tendrá nuevos testigos, discípulos misioneros en la Diócesis de El Yunque, que irán a anunciar a sus barrios, urbanizaciones, comunidades de fe, familias, hogares, en fin en cada rincón de este pueblo de Río Grande,  irradiando a Cristo Resucitado. Añadió, no solamente ellos, sino también a los nuevos Ministros Extraordinario de la Sagrada Comunión que realizarán su instalación o renovación, para llevar el alimentos, el Pan Vivo a Jesús Eucaristía a los enfermos, subrayó.

Luego de escuchar la proclamación de la Palabra de Dios, el Padre Ramón invitó a los Candidatos a poner se pie, para ser presentados al Obispo.  Acto seguido, Monseñor Eusebio acogió a los candidatos y candidatas a recibir de parte de la Iglesia, el Sacramento.  Desatando entre los feligreses, un sonoro aplauso por la acogida. 

Al iniciar su homilía, siguiendo el mismo entusiasmo, les dijo a los presentes, ¿Renacieron a la pascua? ¿Renacieron con ardor, con pasión, llenos de fe y esperanza?, a lo que, se escuchó a viva vox como respuesta, Si.  Añadió, Monseñor; “Esta es la respuesta que necesitamos, una comunidad viva, fortalecida con Cristo Resucitado en nuestros corazones para ser testigos de él, testigos de su presencia”.

“Esta pascua nos recuerda que Cristo es luz del mundo, que ilumina nuestras vidas, disipando las tinieblas”, dijo.

El Obispo, les exhortó a escuchar la llamada que hace el Señor, de aferrarse a la fe, aceptarla y vivir,  para luchar con todo aquello que contradice la fe, que está en contra de la vida, en contra del amor, en contra de la justicia.  Por tanto, en ese ardor es que tenemos que ser testigos, coherentes, sinceros, valientes, fieles, auténticos, es decir, transfigurados como Jesús que irradia vida, fe y esperanza.

Al continuar su mensaje, con profundo celo pastoral, expresó; “ésta sociedad tiene urgencia de ese testimonio, urgencia de que los cristianos y creyentes en Cristo Jesús vallan por todas partes, testificando lo  es vivir de verdad, el resucitado, lo que es vivir arropados por el Espíritu Santo”, subrayó.

“Necesitamos nuevos discípulos misioneros que sean coherentes en su amor, en su entrega y servicio a los necesitados”.

Monseñor Eusebio, aprovecho la ocasión para motivar a los fieles, compartiendo las experiencias vividas durante el Jueves Santo, con la celebración del lavatorio de pies a un grupo de confinados de la Cárcel el Zarzal, situado en uno de los costado del el Yunque.

Entorno a la Palabra de Dios, hizo referencia a la realidad que se vive cerquita de aquí, y a pasos de este lugar, donde un grupo de confinados quedaron marcados por la alegría y la fe, al celebrar por primera vez una misa durante la Semana Santa.  No solamente esto, han pedido que mensualmente puedan tener la Santa Misa, pausó, y tornando su mirada a los Confirmandos y Ministros de la Eucaristía, les dijo; “He venido a liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos, a proclamar el año de gracia del Señor”, la Iglesia lleva dos mil años realizando todos los días esta gran misión evangelizadora, ahora les toca a ustedes hacer lo mismo, enfatizó.

Como parte de esta experiencia y testimonio expresó, “al llegar allí, sin mediar palabra, uno de los confinados me pregunto; te puedo abrazar, y acto seguido esté le dijo, me quiero confesar”, estas realidades y muchas más son las que se viven no solamente en las cárceles, sino en los hogares, en la familia,  en la calle.  No podemos tener miedo, son corazones pidiendo paz, reclamando justicia, ese el mundo donde nos toca dar testimonio. 
  
Al concluir su predicación nuevamente les dijo; “no tengan miedo, anímense a echar las redes, mar adentro en sus comunidades. Necesitamos vocaciones sacerdotales y religiosas, hombres y mujeres a decir, Si, radicalmente al Señor para construir un nuevo País.  

“Jóvenes que vivan comprometidos, sin miedo y con seriedad a asumir la misión anunciar la Buena Nueva por todas partes”. Insistió con voz profética,   “Jóvenes, si queremos un País nuevo, nuestra actitud debe ser a sacrificarnos, ese es el mensaje de la Cruz, no es otro.  Para esto fue que él vino, dar su vida, y darla para que tengamos vida en él.  Concluyó.

Posteriormente, los Confirmandos realizaron sus renovaciones bautismales, y acto seguido Monseñor Eusebio les impuso las manos y recibieron unción del Santo Crisma,  que les confiere el Sacramento de la Confirmación.  Ya confirmados, la comunidad y a su Pastor, la iglesia allí reunida se avivo y el obsequio un caluroso aplauso a todos.

Al finalizar la celebración los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, fueron debidamente instalados y enviados con la bendición del Obispo.  Sin antes, indicarles a los Ministros, “hoy se les confía nuevamente llevar a Jesús Eucaristía a los enfermos.  Este servicio debe ser siempre una acción con respeto, celo y pasión por Jesús que se identifica con el necesitado”.

En un aparte, el P. Ramón expresó que este tiempo de Pascua de Resurrección, estas actividades y signos que presenta nuestra Iglesia, es la riqueza que ella tiene.  Es un signo de esperanza y de fe, cuando jóvenes y adultos se comprometen con el Señor a ser su testigo, y ciertamente en estos cinco años que llevo en la Diócesis Misionera, evangelizar debe ser siempre nuestra misión. 

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