PRESBITEROS RENOVADOS
PARA SER DISCIPULOS-MISIONEROS
DE JESUS
MISA CRISMAL EN LA
DIÓCESIS DE EL YUNQUE
Por: José A. Velázquez
Para: EL Visitante, Prensa para la Paz
El pasado martes 27
de marzo de 2013, la Diócesis de El
Yunque, y su Pastor y Guía S.E.R. Mons.
Eusebio Ramos Morales, Obispo, junto a
sus Presbíteros, Diáconos, Aspirantes al Diaconado y Congregaciones de
Religiosos y Religiosas, participaron de
la gran encuentro diocesano, unidos a la Iglesia Universal en celebración de la
Misa Crismal en el Coliseo Tomás Dones de Fajardo.
La alegría y el
júbilo entre los fieles del Pueblo Santo de Dios era desbordante, que entonaban al son de instrumentos
musicales, himnos, cánticos, salmos, y
alabanzas al Señor, guidados por la
composición de varios Ministerios de Música de la Concatedral Dulce Nombre de
Jesús de Humacao, en acción de gracias al Señor.
La emoción inundo
aquel lugar, antes de iniciar la Santa Misa, cuando Monseñor Eusebio se dirigió
a toda la feligresía, para presentarles a sus Presbíteros que realizarían su
renovación de ordenación pastoral y sacerdotal. “Quiero presentarles a nuestros presbíteros,
nuestros pastores que renuevan sus promesas de ordenación sacerdotal. A ustedes mis presbiterios y sacerdotes, mis
felicitación como Pastor y Obispo”.
Mientras, los feligreses les regalaban a todos ellos, un caluroso
aplauso.
Al comenzar su
Homilía, Mons. Eusebio nuevamente les
saludos y les dijo; “Mis queridos
hermanos Presbíteros, Vicarios, Diáconos, Religiosos, Religiosas, Presidentes y
Líderes de Comisiones y Estructuras Diocesanas,
Pueblo Santo de Dios, Amigos y Amigas de la Diócesis de El Yunque, les
saludo con espíritu fraterno y les
extiendo a todos mi abrazo paternal.
Agradezco la presencia de cada uno
de ustedes en esta Solemne Misa Crismal, cuando nos encontramos en el
Año de la Fe e inmersos en las convocatorias de la Nueva Evangelización y de la
Gran Misión Continental. Por tanto, es
tiempo de conversión, de reencuentro fraterno, de renovación ministerial, de
reafirmación de nuestra fe, de solidificar nuestro sentido de pertenencia y de
afirmación misionera e identidad en la
Diócesis del Este, la Diócesis de Fajardo-Humacao”.
Monseñor al dirigirse
a los Sacerdotes les enfatizó, “es
necesario entrarse en la comunidad, sus raíces y su cultura para poder palpar
el sufrimiento que existe en nuestro Puerto Rico, hoy. La historia y la cultura están repletas de desafíos y retos para vivir
nuestra fe bautismal y para ejercer el ministerio presbiteral que se nos ha
confiado”. Añadió, “Esta llamada
se expresa en el grito de los niños que crecen sin fe, en los miles de
jóvenes atrapados en la desesperación, en las heridas de tantas familias donde
se ha truncado el proyecto de vida matrimonial,
en el abandono de nuestros viejos y en el rostro de los pobres y leprosos,
que, son todos aquellos a quienes le sacamos hoy el cuerpo: los presos de las cárceles en
Humacao y Río Grande, los adictos y deambulantes, entre tantos”, Sostuvo.
Les exhortó que el
participar de una Eucaristía donde el Espíritu Santo actúa en los Óleos de los
Sacramentos dejados por Jesús a su
Iglesia, para dar vida y santificar a su
Pueblo. “Y nosotros, Presbíteros,
conociendo que esta Liturgia nos dedica una atención especial cuando nos provee
un espacio para pronunciar y reconfirmar las promesas y compromisos de nuestra
Ordenación Ministerial, deben vibrar nuestros corazones ante la realidad de este Pueblo y ante la
misión pastoral que se nos pone de frente”. Subrayó.
De manera de
Catequesis, Monseñor, instruía a los presentes, explicándoles el sentido real
que tienen los tres Santos Óleos que se bendicen y se consagran durante la
liturgia Crismal. Resaltando la
importancia que tiene cada uno,
indicando que aquí es que nace la Iglesia, y abre las puertas para
nuevos catecumenados entren al encuentro de la fe, vivo y santo con Jesús. De igual forma, resaltó que el óleo de los
enfermos, se ungen a los enfermos para
aliviarles en sus enfermedades con la fuerza de lo Alto. Con el
Santo Crisma consagrado por el Obispo, se ungen a los nuevos bautizados,
se signan los confirmandos, se consagran las
manos de los Presbíteros y las cabezas de los Obispos durante la
Ordenación Sacramental”, Señaló.
Añadió, “he aquí, el
nombre de “Misa Crismal”. Ahora, ¿qué
está detrás? Que el Ungido es Cristo, el Hijo del Padre y el Hijo del Hombre
que ha venido para salvarnos. Ser
“ungidos” es llamado a ser otro
“Cristo”.
Continuando con su
mensaje, el Obispo invitaba a entrar en comunión total y santa a sus
sacerdotes, como Discípulos-Misioneros siendo testigos vivos y santos, “podemos
lograr esa vivencia sacramental,
con fiel entrega y
pasión, si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo, fuente de
santidad y quien nos llama continuamente
a la Santidad plena. Esta es la
vocación de todos: de los fieles bautizados para constituir el Pueblo Santo de
Dios que vive y comparte los dones de la salvación, caminando y viviendo,
según, el Espíritu. También, de los
Presbíteros, configurados con Cristo
cabeza en su vida, su misión y su pertenencia y dedicación
a la Iglesia Particular, es decir, a la Diócesis”.
Monseñor les recordó,
las mismas palabra y acciones de Jesús que es enviado, y él, nos envía a
nosotros. “Como el Padre me ha enviado,
así les envío yo”, Jn 20,21. De
aquí, la llamada de Aparecida, a ser
discípulos misioneros. “Los primeros
promotores del discipulado y de la misión son aquellos que han sido llamados
‘para estar con Jesús y ser enviados a
predicar” (Mc 3,14), es decir, los
sacerdotes”. Puntualizó.
Sin pasar por alto,
el tema de la Nueva Evangelización, esté les dijo: “ Vivimos momentos especiales en la Iglesia de
Cristo. Ha brotado un Papa nuevo que
abraza los pobres y nos quiere caminado con la gente. El Papa Francisco, con sus gestos y sus
palabras, así, nos lo está solicitando. La Diócesis de El Yunque está en su quinto
aniversario y nos llama al encuentro de Cristo y a la conversión. Son momentos privilegiados donde el Espíritu
Santificador de Dios y Dador de Vida
está soplando nuevos aires de fe
y de esperanza. Como Iglesia Católica,
hemos sido sacudidos por nuestras propias
miserias y por una ola de indiferencia y de relativismo moral que arropa
al mundo”
Con voz profética, el
Obispo, resaltó; “hay una urgencia en
las comunidades, urbanizaciones nuevas que surgen y nadie se interesa por
ellas; los caseríos y barriadas,
sectores aislados y escondidos, pero con
niños, jóvenes, familias, abuelos y abuelas, que nos están tendiendo la
mano. Es hora de evangelizar en el
espíritu de la Nueva Evangelización, pero, esta comienza en el corazón con
nuestra conversión personal y pastoral.
A falta del pan de la vida y del agua
viva, se consume placer, vicios, drogas
que esclavizan y crean adicciones. Es hora de liberar a los cautivos, de abrir los ojos a los ciegos,
de levantar a los caídos, de proclamar
la Buena Nueva del Evangelio y de
testificar el amor y la misericordia de Dios.
Al concluir su
mensaje Monseñor Eusebio, exhortó a las personas que aspiran a servir en los
diferentes ministerios, seminaristas,
aspirantes al Diaconado, estudiantes de la Escuela La Barca, hermanos y
hermanas de la Diócesis de Fajardo-Humacao, o Diócesis de El Yunque: La Iglesia
Del Oriente de Puerto Rico se construye con oración, sacrificio y haciendo
opciones por Jesús y su Reino de Vida.
Ha llegado la hora para los laicos, las religiosas y religiosos, las aspirantes
y diáconos, los Presbíteros y el Obispo, de abrazar a la Nueva
Evangelización con pasión, nuevos
métodos y nuevas estrategias.
Uno de los momentos
esperados, fue la Liturgia Crismal, cuando le fue entregado a Monseñor por
parte de tres grupos de Aspirante al Diaconado, que eran escoltados por niños y
jóvenes portando en sus manos los signos que representan los tres Santos Oleos,
para ser bendecidos. Luego, Monseñor Eusebio invito a los Presbíteros
a unirse en oración y les invito a
realizar su renovación sacerdotal, lo suscito de la feligresía un fuerte aplausos.
Al finalizar la
celebración, y dar su Bendición Solemne, Monseñor Eusebio, les entregó a sus Presbíteros, los tres
Santos Oleos, para que sean suministrados en el Servicio de la Iglesia en sus
comunidades. Con celo pastoral insistió
que hay salir al encuentro de los necesitados y pregonar por las calles, un
testimonio vivo, invitando al Pueblo, al
encuentro con Jesús, con la vivencia de la Vigilia Pascual.
¡En Hora Buena!
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