lunes, 11 de marzo de 2013

Fondita San Vicente de Paúl en Patagonia: Oasis de amor y acogida para los necesitados


Fondita San Vicente de Paúl en Patagonia: Oasis de amor y acogida para los necesitados

La Fondita San Vicente de Paul, ofrece servicios a cientos de personas de escaso recursos económicos y sin hogar.



Por: José A. Velázquez (Fotoperiodista) 
Javier Lebrón (Camarógrafo) 
Millie González (Servicios de Medios)
Para: El Visitante, Prensa Para la Paz


La Fondita San Vicente de Paul de la Capilla San Martín de Porres, Barriada  Patagonia de Humacao, se ha convertido  en un oasis de amor y  de servicio  para los más necesitados, tales, como  personas sin techo, enfermos y ancianos. Todos los días, voluntarios de la Parroquia María Reina de la Paz en Humacao,  se levantan temprano y acuden a la Fondita San Vicente para preparar los alimentos, que, ofrecerán, posteriormente,  a miembros de esta población indigente que se acercan a su  comedor, repleto de amor y de esperanza.   Así, lo describe el Sr. Jesús Martínez, quien,  dirige esta obra social, junto a una batería de voluntarios de esta  Parroquia. Este grupo de feligreses  se dedica, con  alma, vida y corazón,  a prepárales todos los día el desayuno y los almuerzos a todo aquel, que llega hasta allí.
 
La Fondita San Vicente de Paul comenzó en el año 1999, a través del gesto caritativo  del matrimonio de Emiliano Vázquez y  Eulogia Rodríguez. Esta pareja, comenzó  a utilizar su  propio hogar como lugar de acogida a deambulantes y drogadictos de Humacao, quienes  venían a desayunar con ellos  todas las mañanas.   Encontrándose con esta realidad, el Padre Mauro Simpson, OSB,  y el Señor Sadot Santana,  presidente de la Sociedad San Vicente de Paul de Humacao,  decidieron apoyar esta experiencia y darle forma, desde la Pastoral Social de la Iglesia.  Para encausar la experiencia, apropiadamente, buscaron la asesoría de Padre Eusebio Ramos Morales,  que, fungía en ese momento como párroco de la Parroquia Dulce Nombre de Jesús en Humacao. Otros voluntarios, incluso, de la Parroquia Dulce Nombre de Jesús,  se unieron a la experiencia, entre éstos: Rafael Pérez y su esposa “Lilí”.  Así,  nació la Fondita San Vicente de Paúl,  como fue nominada, la cual se ubicó en un  “saloncito”, anexo de  la Capilla San Martín de Porres en la barriada Patagonia.  Desde aquel momento hasta hoy,  este Centro de Obra Social brinda servicios de alimentos a más de ciento sesenta personas de bajos recursos económicos, deambulantes y enfermos.


Para los esposos Jesús Martínez  y  Olga Carrasquillo, la experiencia es bien gratificante y evangelizadora. En oración, se preparan todos los días para atender con generosidad y buen trato a las decenas de deambulantes del área, que, se presentan para recibir sus desayunos.  Así, nos comenta esta pareja: “Esta experiencia que se da aquí, todos los días, es muy enriquecedora  espiritualmente, para ambos y para la Comunidad. A  través del servicio y la ayuda que ofrecemos, sabemos que estamos evangelizando,  compartiendo y viviendo la Palabra de Dios, que, nos dice: ‘tuve hambre y me diste de comer’. Esto nos lleva a identificarnos  y a servir a las personas que  nos visitan, con mucha alegría y  mayor empeño, cada día”.  Recordamos, que, muchos de ellos son rechazados y marginados  con frecuencia, simplemente, por su condición social”.

Don Jesús, nos compartió, que, los servicio que ofrece la Fondita, no se limitan a dar solo alimentos a los que llegan. EL Proyecto se ha desarrollado para ampliar sus servicios y llevar alimentos a hogares con  enfermos y  encamados.  Con éstos,  encontramos  otra oportunidad para dialogar  y  compartir con ellos, aliviándoles muchas veces de la soledad. “Los servicios que se brindan, desde, La Fondita San Vicente hacia la Comunidad, responden a la necesidad que tienen muchas  familias. Hay familias que buscan ayuda y no la encuentran en otras esferas.  Es ahí donde se presenta la gran oportunidad para los cristianos  de hacernos sentir como Iglesia, viva y misionera.   Añadió, que, al principio se servían 150 porciones de comidas, por semana;   hoy,  se sirven más de 500 semanalmente”. El Sr. Martínez explicó, que, durante estos últimos años, el número de enfermos encamados ha aumentado, al igual, que los deambulantes  y adictos a sustancias controladas.  Destacó, que, son muchos los que llegan en busca de  un remanso de paz. Por eso, entendemos que ya, se  ha creado  como una familia; una familia,  que recibe el amor y el trato digno que se merece todo hijo de Dios”.

Una de las personas que hace posible este trabajo, misionero y pastoral,  son las voluntarias que trabajan en la cocina. Este el caso de Carmen Maldonado, quien lleva colaborando catorce  años, cocinando alimentos para los más necesitados.  Ella expresó, que, durante todo ese tiempo ha aprendido  a amar y acoger a toda clase de personas, sin importarle su condición o estilo de vida,  y que le han ayudado a crecer en  su propia  fe  cristiana. Una de las participantes y beneficiada  de este servicio pastoral es la Sra. María Rosado, que, a pesar de sus condiciones de salud y apoyándose de un bastón, llega cada mañana a desayunar a la Fondita San Vicente.  Nos relató, la Sra. Rosado,  cómo fue su experiencia desde joven en el mundo de las drogas y desde esa triste realidad, perderlo todo.  Manifestó, que, desde que llego a la Fondita, descubrió  a personas, que, de verdad aman y se preocupan por los demás. “Este espacio que hay aquí, me ha permitido sanar muchas heridas de mi vida, ver a otros como yo, y poderle animar, y hasta incluso, orar con ellos.  Ciertamente, lo que me ha pasado a mí,  no fue por falta de consejo, sino, porque me había apartado de Dios; por eso, no dejo de darle gracias por esta gente linda que te valora como ser humano”,  dijo, con voz entre cortada.
 
Para el Padre Fredo André, sacerdote haitiano  que se ha unido a la Diócesis de El Yunque y    que trabaja en  la Parroquia,  María Reina de la Paz, nos expresó,  que, “estas obras son experiencias de amor y de vida, muy valiosas en la Iglesia, desde la Iglesia y hacia la Iglesia, y nos llenan de fe y  de esperanza en el  trabajo misionero y pastoral.  Trabajamos y somos parte de   una Diócesis Misionera.   Estos trabajos son los que nos identifican y nos mueven a salir al encuentro del enfermo y  de los adictos.  Este trabajo se convierte en terapia de reconciliación y sanación para voluntarios y participantes. Algunos recuperan la dignidad  de sus personas y  hasta la alegría de vivir. Además, para nosotros, sacerdotes y líderes de la Iglesia, tenemos que aprender, que, por esto es que el Señor  nos va a preguntar:  ¿cuántas veces me diste de comer o de  beber,  o me viste  enfermo y moribundo, y fuiste a visitarme o a vestirme?  Invitó a todos sus hermanos sacerdotes  y comunidades parroquiales  a que valoren estas acciones  de la Pastoral Social, que,  permiten  descubrir a Jesús, sanar y dar vida en su nombre”.


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