Los Reyes de Juana
Díaz celebran su fiesta con
la Parroquia
Nuestra Señora del Carmen de Humacao
Mons. Eusebio y el P. Miguel, acompañado de los Reyes Magos de Juana Díaz y la representación de la Sagrada Familia |
Por: José Velázquez / Fotoperiodista DFH
El Visitante, Prensa para la Paz
La
noche del miércoles, 2 de enero de 2013, fue un momento inolvidable para
centenas de niños, jóvenes, padres y familias de la Comubidad Parroquial de la
Paya de Humacao, en Punta Santiago. Hasta esta Comunidad de Humacao,
donde, se ubica la Parroquia Nuestra
Señora del Carmen, llegaron los Tres Reyes
Magos de Juana Díaz para llevarles como regalos, alegría y gozo a toda la feligresía y
visitantes allí reunidos.
Habiendo
partido desde Juana Díaz, y luego de otras paradas, llegaron los Reyes hasta Humacao, donde fueron recibidos por S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de
la Diócesis del El Yunque; en compañía
del Párroco Rvdo. P. Miguel. A. Merced y
ante la mirada inocente y de ilusión de los niños que buscaban la forma de
acercárseles para saludarlos y abrazarlos. A Monseñor Eusebio y a Padre Miguel,
se unieron los Reverendos Padres,
Leonardo Rodríguez, párroco de Nuestra Señora
del Rosario en Naguabo y Floyd Mercado Vidro, Rector de la Concatedral Dulce
Nombre de Jesús. También, le acompañaron el Rvdo. Diácono José “Toño”
Nevares, así, como varios Aspirantes al
Diaconado y un concurrido grupo de Servidores del Altar.
Se
inición la Ceremonia con la lectura de la Proclama Oficial de la Conmemoración
del Nacimiento del Señor, por parte de
uno de los Reyes. También, agradeció a
la Comunidad, la acogida y
la manifestación de fervor cristiano ante esta tradición. Luego, con gran efusión, el Obispo les saludos y les dio la bienvenida: “Es un honor en esta noche que nos visiten y
compartan junto a esta Comunidad Parroquial como parte de su peregrinación,
llevando la Buena Nueva, y proclamando el nacimiento del Niñito Dios, el
Emanuel. Con su visita, alimentan y mantienen viva esta tradición,
que, les regala a este Pueblo Puertorriqueño la fe y la esperanza, y las hacen
posible para tantos hogares, con sus familias y niños, que
tanto las necesitan”.
Para
iniciar la Santa Misa, el Pueblo Santo
de Dios con gran entusiasmo, entonaba al son de instrumentos
musicales, cánticos, himnos, salmos y
alabanzas al Señor. Así, daba gracias por la Visita de los Tres Santos Reyes,
desde el más pequeño de los niños hasta el más adulto, y no podían ocultar su curiosidad, devoción y
admiración.
Por
su parte, Monseñor Eusebio, al dirigirse
a los presentes y en especial a los Niños,
les dijo: “Niños, no tengan
miedo, Dios camina con ustedes. Este es el mensaje de estos Reyes, a quienes invito a saludarlos, pues,
vienen desde muy lejos a adorar al Niño Rey, a Jesús”. Añadió con admiración: “Hoy ustedes son
bendecidos, y todos los Niños de esta
Diócesis y de Puerto Rico entero, son bendecidos”. En
este marco de alegría y de fe, continuaba la Celebración con la proclamación de
las profecías de los Profetas Isaías y Miqueas, por parte de
otro de los Reyes.
Durante
su Homilía, Monseñor Eusebio, les
preguntó a los parroquiano: ¿qué año estamos celebrando? A esta pregunta se escuchó una respuesta sonora: el Año de la Fe y el inicio de una Nueva Evangelización. Continuó diciéndoles. “La fe cristiana comienza
en Belén, cuando se cumple la promesas que anunciaron los Profetas y nace el
Niño Dios, del vientre de la Virgen
María. Este es el gran misterio de la Navidad
que estamos celebrando. La
Sagrada Familia, fiesta que celebramos el pasado domingo, nos invita a acoger al Niño Dios, y a contemplarlo como sus Padres para adorarlo y acogerlo en el corazón lleno de fe y con mucho amor. De tierras lejanas, nos dice la Tradición,
que aparecieron unos personajes
misteriosos que estaban buscando al Niño.
Pues, desde Juana Díaz, el
Pesebre de Puerto Rico, vienen estos
Reyes de hoy, caminando y buscando a Niño,
y quieren encontrarlo en esta Comunidad Parroquial”. Acto seguido, les preguntó:
¿Estará el Niño aquí en esta Comunidad? y ¿dónde estará? Él mismo contestó: “está en cada uno de nuestros
corazones, en su Palabra, en la Eucaristía, en los Ministros que celebran el
Sacramento”. Está en su Pueblo de fe que
le celebra, pues, «donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt. 18,20)”, puntualizó.
De manera enfática dijo: “Él nos invita a la salvación,
que nos trae la Buena Nueva, que nos anuncia una nueva vida,
y vida plena que nos muestra el Amor del Padre y nos llena de su
Espíritu Santo. Por tanto, hermanos y
hermanas, si estamos ungidos por su Espíritu, somos un Pueblo bendito, un Pueblo
de hijos e hijas de Dios. Estamos llamados a vivir en una sociedad de paz, con una fe genuina y auténtica, y a ser la Iglesia viva de Cristo Jesús.
Estamos en el Año de la Fe, año que nos invita profesar nuestra fe, a vivirla y
acogerla; pero, que sea una fe de
entrega. Nuestro País, está viviendo
inmerso entre manifestaciones de violencia, colmado de divisiones e incertidumbres, y este Pueblo, tiene que levantarse de esa realidad de injusticias
y de pecado. ¿ Cómo se levantará?,
preguntó Monseñor, mientras el gentío escuchaba con gran atención su
mensaje. “Se levantará acogiendo al
Niño Dios en el corazón, y como los
Reyes, postrándonos, adorándolo y
sirviéndole solo a Él”, subrayó.
Al concluir su mensaje les dijo: “Aquí,
todos somos testigos de esta
Iglesia, que, quiere ser misionera, Iglesia que quiere ser profética,
Iglesia que quiere ser fiel a su llamado.
Por eso, les invito a no defraudar a nuestros niños, a nuestros jóvenes
y a las familias, que buscan su espacio, su encuentro, su formación. Necesitamos todos, unirnos en
la fe, con un corazón genuino
para vivirla con fidelidad. Hoy,
les recuerdo la misión de Juan el Bautista: ‘He venido a allanar y a preparar el camino’. Está es la misión a la que se nos envía y que exige nuestra respuesta. Pueblo Santo de
Dios: preparen los corazones”. Con
efusiva voz, les encomendó: “Vamos a
transformar las relaciones humanas para
que siempre haya armonía, paz y respeto entre nosotros; vamos a allanar los
caminos para preparar hogares llenos de fe cristiana, a allanar las Comunidades
para que sean Iglesias domésticas
vivas; Iglesias que sean
discípulas-misioneras, Iglesias donde todos seamos hermanos, Iglesias donde no
haya anciano que esté padeciendo hambre o sufriendo en su soledad. Iglesias Vivas en el Año de la Fe”.
Cultivemos en nuestras familias, en los niños y en los
jóvenes, estas tradiciones cristianas que nos identifican
como Pueblo de Dios; estas tradiciones que nos impulsan a vivir la fe a través de nuevos métodos, nuevas
expresiones y nuevo ardor, como lo hemos
hecho con esta ‘Iglesia en la Calle’ en esta noche y como nos invita la
Nueva Evangelización. Sólo, así, vamos impulsando una Iglesia constituida
de verdaderos discípulos y de verdaderos
misioneros para todo Puerto Rico, finalizó.
Antes de la la Bendición final, uno de los momentos
más emotivos de la Celebración,
ocurrió cuando los Tres Santos Reyes
tomaron sus cofres y se acercaron a la Sagrada Familia para obsequiarle al Niño, Incienso, Oro y Mirra. Acto seguido,
se postraron para adorarle y
luego, tomaron al Niño, lo
elevaron y lo presentaron a los cuatro
puntos cardinales como signo de reconocimiento al Emmanuel, como Rey de
la faz de la Tierra y el Universo. Este acto llamó tanto la atención, que, hizo que todos los niños se
conglomeraran frente a la tarima donde
se ubicaba el Altar, sorprendidos por semejante acto. Luego, los Tres Reyes Magos le entregaron a Monseñor
Eusebio y al Padre Miguel Merced, unos presentes, en agradecimiento por la acogida en la Comunidad Parroquial de Punta Santiago y en la Diócesis de El
Yunque.
Al finalizar la Celebración Eucarística los Niños
tuvieron la oportunidad de compartir con los Tres Reyes Magos, en la cual se
tomaban fotos y les presentaban sus cartitas de petición.
¡Qué viva la Tradición de los Reyes y la Diócesis de
El Yunque!
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