Celebración del tiempo de Adviento
2012
Diócesis de Fajardo-Humacao
Por: P. José Antonio Arocho Feliciano
Comisión Diocesana de Liturgia, DFH

Desde la Diócesis de El Yunque, la Comisión Diocesana de Liturgia
presenta el lema: “Nueva Evangelización, es caminar con fe hacia la conversión”. Con trabajo arduo, reflexión y oración, hemos
elaborado el material de adviento, donde la Iglesia nos invita a prepararnos
para vivir la conversión. Dios de Amor
viene a visitarnos, a acampar entre nosotros. En la liturgia de los cuatro domingos de Adviento del Ciclo C,
encontramos pistas, referencia, luces, invitación, llamadas, que nos ayudan a
hacer de este camino, Iglesia Misionera que peregrina haciendo historia en el
área Este de Puerto Rico.
Para inicial este tiempo de reflexión, conversión, nuestra diócesis, cónsona con la Iglesia Universal
celebra el Año de la Fe, anunciado por el Papa Benedicto XVI, el día 11 de octubre de 2012. A nivel diocesano nos encontramos transitando
hacia el segundo paso de nuestro Plan Diocesano de Pastoral, con la invitación a la Conversión. Aprovechando este tiempo que invita a la conversión, a
adentrarse en cada comunidad parroquial, a salir a las calles con sentido de
misión y discipulado-misionero siendo testigos de estos misterios de la fe.
Por eso queremos presentar al Pueblo de Dios, de nuestra Diócesis
Misionera, los trabajos pastorales, con motivo al Adviento, que nos conduce en
la barca a contemplar, el amor entrañable y misericordioso de Dios Padre, que
cumple su promesa de salvación y cercanía a las personas en el misterio de la
Navidad. Por tal motivo, se estará presentando unos
signos que nos guiaran a profundizar con fervor, el significado del Año de la Fe.
En el primer domingo de adviento aparecerá la palabra; Liberación.
Utilizando como signo las cadenas
rotas. El mismo nos invita a
levantar la cabeza y tonar la mirada a Jesús. El pecado nos hace vivir adormecido, encorvado, distraído. Levantar la cabeza, es propuesta de liberación, liberación de
nuestros miedos, inseguridades, desconfianza, para abrirnos paso a la esperanza
que nos viene de Dios, la venida su Hijo Amado en su Pueblo.
El segundo domingo se presentará, la palabra; Renovarse. Donde aparece la figura de un hombre con dos túnicas, una
negra y otra blanca. El
color negro simboliza las actitudes negativas, y en la medida que va presentándose
al altar, va despojándose de esas actitudes, dando paso
a vivir la restauración de su
Alma. Con la túnica blanca que representa
la renovación, que es convertirse en una criatura nueva. Por tanto, acoger la Palabra, es adentrarnos en el misterio de Dios (Amor), misterio que
nos invita a Renovarnos o despojarnos del hombre viejo. A través de su amor renovador, Dios nos moviliza y nos empuja a rellenar
los huecos del alma y de la conversión, a abajar el orgullo, a enderezar lo
torcido, superar lo escabroso, para lograr una transformación total en nuestro
corazón.
En tercer domingo de Adviento, surge la necesidad de Compartir, palabra clave que apela al corazón
generoso y desprendido. Esto nos
lleva a presentar a la persona con dos abrigos o túnicas, realizando el gesto de compartir lo que tiene con el que esta desamparado o
sin ropa. Muchas veces nos hacemos
eco de lo que dice Juan el Bautista en el Evangelio de San Lucas; “comparte la túnica, no vivan de la
exigencia, no opriman a los hermanos”. La alegría pasa por la conversión, o la conversión pasa por
el descubrimiento gozoso del anuncio. La conversión del corazón comienza cuando descubre que
compartir hace brotar el gozo, como aquel que encuentra un tesoro, y que por
tenerlo esta dispuesto a venderlo todo.
Al encontrarnos en el cuarto domingo la palabra clave es, Reconocer.
Este signo nos conduce nuevamente
a escuchar con detenimiento
aquel niño toca a la
puerta, que va caminando como nos recuerda la canción del fallecido cantautor,
Tony Croatto, “El Niño Jesús”. Esto nos mueve a reconocer la dignidad que tiene todo
Hijo de Dios. Es descubrir a Jesús en el rostro del hermano pobre,
desvalido, necesitados de amor, y para esto esta llamado cada
discípulo-misionero que vive su fe.
Queridos hermanos y hermanas, durante estos cuatro domingos de adviento
nos vamos a encontrar con la
figura de María ¡qué mejor entrada en el misterio de amor de navidad de la
manos de María, que quien mejor que ella nos puede enseñar el camino de la fe,
la confianza y la plena disponibilidad a la acción del Espíritu!
Con alegría y gozo les invito junto al Equipo Pastoral de Liturgia, ha
abrir nuestras puertas para dar paso la verdadera Navidad. Que tengamos una razón valiosa de vivir un
año, lleno del Amor de Dios. Un Dios que se hace cercano al pueblo,
para que el pueblo le acoja, y le
reconozca como Isabel lo hizo con la Madre del Salvador, la Virgen María, “Dichosa, Tú, que has creído”, Lucas 1,45. En este Tiempo de Adviento, hagamos
camino hacia Belén de la mano de los necesitados, lo que sufren, los
marginados, de los niños, los jóvenes, las familias y nuestros
envejecientes que han entrado en
la sabiduría, del pesebre y de la
cruz. Que el Espíritu, que habilita a la misión salvífica, nos
conceda reconocer que, también en nuestro tiempo, muchas personas buscan
encontrar el Camino, la Verdad y la Vida que es el Niño Dios, el Emmanuel, que
significa; “Dios con Nosotros”.
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