viernes, 22 de junio de 2012

Iglesia Misionera, Escuela Misionera

Por: José A. Velázquez
El Visitante - Prensa para la Paz

El pasado martes, 15 de mayo de 2012, se llevo a cabo la celebración en la Catedral Santiago Apóstol en Fajardo, la clausura de la Escuela de Formación, La Barca.  La Celebración Eucarística fue presidida por el Obispo de la Diócesis del El Yunque, S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, acompañado del Rvdo. P. Antonio Marrero, Rector de la Catedral,  el Rvdo. P. Oscar Alberto Sánchez, Vicario de Pastoral,  el Rvdo. P. Luis A. Alicea, Vicario de Catequesis y Evangelización, y los Rvdos. Diáconos José A.  Nevares y Ángel Ramos.

Entre los presentes se encontraba el Presidente de la Escuela de Formación, La Barca, el Sr. Andrés Velázquez y los directores de las misiones diocesanas de la escuela, el Sr. Héctor Velázquez, Misión Humacao, el Sr. Catalino Rivera, Misión Fajardo y el Rvdo. Diacono Felipe  Misión Loíza.
 
Al iniciar la Santa Misa, el ambiente de fiesta era palpable en cada uno de los presentes.  Mientras el Obispo se trasladaba en procesión por el centro del Templo, todos entonaban con alegría y jubilo, el estribillo de la canción, “Navegando, Mar Adentro”.   Alumnos, Familias y fieles del Pueblo Santo de Dios, no paraban de cantar, aplaudir y alabar al Señor en acción de gracias por la clausura del año de formación misionera recibida, y a viva voz cantaban “somos discípulos-misioneros”.


Equipo Diocesano de la Escuela de Formación, La Barca
junto al Mons. Eusebio.
Mons. Eusebio al llegar al Sede del Altar, se confundió con la feligresía, y efusivamente comenzó a celebrar agradeciendo a todos los componentes y miembros del equipo de formación, La Barca. “Quiero agradecerles a todos, por el esfuerzo, el arduo trabajo, la pasión y la entrega, para hacer realidad este proyecto diocesano, la formación de discípulos-misioneros, como parte de la propuesta que nos presenta el Plan Diocesano de Pastoral.”


Al comenzar su homilía el Obispo, compartió con los feligreses sobre el encuentro que el participará como Delegado de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, en el mes de octubre en el Sínodo convocado por el Papa su Santidad Benedicto XVI.  Añadió que el propósito de este encuentro, es la importancia de retomar la llamada que hace el Evangelio, proclamado en el Documento de Aparecida, y el Papa Juan Pablo II lo había impulsado como una seria necesidad.  “Es un relanzamiento nuevo, es una evangelización impulsada con pasión, utilizando nuevos métodos”.

Monseñor continuó su mensaje haciendo un llamado de vivir con una conciencia de libertad de amor, y perdón de Dios. “Para poder respirar esa libertad de amor y perdón, hay romper con los moldes y las mentalidades viejas.  Es necesario que en esta diócesis misionera tomemos conciencia de lo que somos.  Es salir a trabajar con corazones y mentalidades libres, con corazones dispuestos para amar con pasión, servir con pasión, anunciar con pasión, siendo  testigos de Cristo Jesús”. 

El Obispo invitó a la feligresía a romper con esquemas viejos, la realidad y la circunstancias de hoy en nuestra sociedad, nos imponen un estilo diferente, nos imponen necesidades que hay que abordar y responder con fidelidad, con perdón, con espíritu de comunión sincero y participación genuina. Puntualizó.

Les recordó en su predicación, que no se puede seguir buscando en pozos ajenos, cuando debo buscar en el pozo de mi casa.  “Es fácil ir a pozo ajenos, cuando no quiero asumir la realidad que me toca, y que está en mis manos”.  Esta es la invitación que hace el Plan Diocesano de Pastoral, con un camino sencillo; el camino del Catecumenado, del proceso de Iniciación Cristiana como lo hicieron los primeros Discípulos de Jesús.” 

 Al concluir el Obispo, añadió que abandonar ese espíritu misionero, espíritu catecumenal,  es como una iglesia que se estanca, que se vuelve rutinaria, una iglesia que va perdiendo la pasión.  Acto seguido, dijo efusivamente que la Iglesia de Cristo es, “una Iglesia viva, dinámica, apasionada y misionera.  Finalizó.

Antes de dar la bendición final, Monseñor invitó a tres (3) alumnos de la Escuela de Formación, La Barca, a que compartieran sus testimonios y experiencias de formación.   El Sr. Enrique Laboy De León de la Misión Humacao, expresó; “este proceso ha sido una experiencia enriquecedora, ya que le ha servido conocer lo que significa, el amar y el compromiso genuino, a un encuentro cercano y continuo con Jesús.  He podido descubrir la necesidad de ayudar a otros, la perseverancia en la oración, y el estudio de la Palabra de Dios.  Este añadió, que quiso tener la experiencia real de ser misionero, en vez de realizarlo desde su comunidad, decidió ir a otro lugar, y allí pudo descubrir la vida misionera.”

La Sra. Natividad Quezada de la Misión de Fajardo, por su parte dijo, que este llamado que hace el Señor es para todos, no se puede echar en un saco roto, las bendiciones que él nos ofrece.  Además invito a los presentes, dejarse guiar por el Señor, a poner a su disposición los talentos que ha depositado en cada uno, esta formación misionera es un regalo de Dios.

Otro que compartió su testimonio fue el Sr. Reinaldo Medina Reyes de la Misión Loíza, que ha participado por tres (3) años de formación comentó;  “que ser laico comprometido en la función de un ministerio en la iglesia, siempre hay que estar continuamente formándose, y como aprendiz que tiene  que informarse, formarse y transformase y para el bienestar de la comunidad, me atreví a lanzarme.  Gracias a esta oportunidad que ofrece la Escuela, hemos podido crear en la comunidad de Villas de Loíza, Canóvanas, un grupo llamado “catequesis familiar comunitario”, para atender las necesidades de la comunidad.

Al finalizar la Santa Misa, Monseñor Eusebio realizó la oración de envío para los participantes del tercer año de formación misionera, en cada una de las misiones.  Este les instruyó a continuar con su proceso de evangelización, con testimonios, obras y servicios en las comunidades, enviados como discípulos-misioneros, pescadores de hombres de Cristo Jesús.  El Obispo agradeció nuevamente de una manera especial al Sr. Andrés Velázquez y a todo el equipo diocesano, por su perseverancia, sacrificio y entrega, por haber articulado una Escuela Misionera,  propia de la Diócesis del El Yunque. 

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