CELEBRACIÓN DIOCESANA - CUARTO ANIVERSARIO
DIÓCESIS DE FAJARDO-HUMACAO
PLAZA PÚBLICA DE CEIBA
CEIBA, PUERTO RICO
SÁBADO, 2 DE JUNIO DE 2012
HOMILÍA
TEMA:
REMA MAR A ADENTRO, TU VIDA ES MISIÓN
SALUDOS,
BIENVENIDA
1.
¡Buenos días, Pueblo de Dios, Diócesis de
Fajardo-Humacao, Diócesis de El Yunque!
Nos reúne el Espíritu Santo, bajo el patronato de Santiago Apóstol y Nuestra Señora del Carmen. Es el Espíritu el que nos muestra el camino de la misión que
debemos emprender, como testigos vivos
del Dios de la Vida. También, el
mismo Espíritu Santo, nos señala
a un pueblo de fe, a un pueblo noble y generoso, que busca su identidad
como “Iglesia Misionera”, para remar y caminar en el discipulado
misionero de nuestro Señor Jesucristo.
2.
Saludo con alegría y
esperanza a mis queridos Presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y
aspirantes al diaconado, seminaristas, y líderes de pastorales, comunidades
parroquiales, movimientos, amigos y colaboradores de esta Iglesia Diocesana del Oriente de
Puerto Rico. Gracias Padre Adrián Alicea
Padilla, junto a su equipo de
trabajo, por la preparación de esta
Fiesta Diocesana de este Cuarto
Aniversario. Reconocemos y saludamos,
igualmente, al Honorable Alcalde Pedro Colón, Alcalde de Ceiba, y su Sra. Esposa, y demás autoridades
civiles que nos acompañan. Agradecemos
al Pueblo de Ceiba que abre sus brazos a la Diócesis de Fajardo-Humacao para
esta gran celebración diocesana. A todos,
les doy la bienvenida, agradeciendo su presencia, su colaboración misionera y pastoral durante
estos cuatro años de historia y
de vida diocesana.
3.
En estos cuatro años, hemos
forjado en esta joven Diócesis de
El Yunque, una historia de fe, de esperanza, de vida. Se trata de una Diócesis que nace en medio de
dificultades y con muchos retos y desafíos de frente. Sin embargo, a pesar de todo, hemos caminado
y establecido un Plan Diocesano de
Pastoral, que nos invita a ver la realidad
de este País desde la perspectiva del amor y de la vida. También,
nos lleva a evaluar y juzgar la realidad
y la vida eclesial desde la Palabra de Dios y la Doctrina Magisterial. Pero también, nos llama a tomar posturas y hacer opciones para responder
con fidelidad al discipulado misionero, siguiendo el llamado de Jesús a sus
discípulos: “Si quieres ser mi discípulo, toma tu cruz cada día y sígueme”. Tomar la Cruz para responder a la
situación de desarticulación y dispersión
que tantas familias en
nuestra Diócesis y en el País. Tomar la
Cruz para responder al calvario de nuestros niños y jóvenes, que se
enfrentan al desamor y a la
inestabilidad en tantos hogares, con la ausencia de uno o de ambos progenitores. Y así, responder a cada área pastoral como
testigos de Cristo y servidores de su
Iglesia. Estas distintas pastorales manifiestan las diversas necesidades de hermanos y hermanas presentes en nuestras
comunidades parroquiales, con sus cruces
y esperanzas, con sus sombras y luces. Por eso, viendo la sed de Dios y la
necesidad de vida en este Pueblo, y las
personas heridas en el amor y el respeto
a su dignidad, pues, conscientes de esa
realidad convocamos a esta Iglesia
Diocesana a peregrinar con la Cruz a través de todos nuestros pueblos y
parroquias. Hoy, esa Cruz
Peregrina, es la que han portado los
jóvenes de la Catedral Santiago
Apóstol hasta el Altar de esta Celebración Diocesana, cargada
de experiencias de fe, pero también, de
desprecios e injusticias.
LA
CRUZ PEREGRINA Y MISIONERA
4.
Cruz Peregrina, porque, fue por cada uno de nuestros pueblos, uniendo
comunidades, acercando a la parroquias, enlazando la Diócesis del El Yunque, y
sobre todo, uniendo voluntades y corazones.
Cruz Misionera porque iba
anunciando la muerte y la resurrección del Señor como la gran oferta de vida
nueva para todos los hombres y mujeres
que salen a su encuentro y que le
buscan con sincero corazón. También, esa Cruz Peregrina y Misionera, denunció el pecado, las injusticias, la violencia, la
mentira y el odio que dañan la convivencia sana y pacífica en Puerto Rico. Por eso, la Cruz molestaba a muchos y le dan la espalda; pero, para los
creyentes, es la gran señal del amor y
de la vida que Dios Padre derrama a través de su Hijo, Jesucristo.
5.
Hoy estamos recibiendo la Cruz
Peregrina y Misionera, aquí en Ceiba, en medio de esta Celebración Diocesana de
Aniversario. Esa Cruz viene cargada con historias de fe y de esperanzas. He
escuchado a sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, con diversas
experiencias de conversión, de reencuentro
con la comunidad de fe; en la visita inesperada
a enfermos, a colegios, ya comunidades
pobres y abandonadas. La Cruz Peregrina y Misionera se convirtió en una gran oportunidad de
evangelización y de encuentros comunitarios.
6.
Por eso, quiero agradecer a los
sacerdotes, diáconos y líderes que aceptaron el reto de la Cruz. Agradezco, en nombre de este Pueblo, sus esfuerzos de coordinación, su presencia
para ponerse al frente y caminar como
pastores y líderes dispuestos, como Cristo, a cargar la Cruz de este Pueblo.
Gracias por ser valientes y a no temerle a la Cruz y a su mensaje.
Le recuerdo, al mismo tiempo, que
no hemos terminado. La Cruz sigue
presente y sigue siendo el llamado de Jesús.
El “ven y sígueme” del Señor, siempre va acompañado de la Cruz. Por tanto, no le temamos a la Cruz. Abracémosla, siempre, con amor y generosidad,
y los frutos serán abundantes.
EL ENCUENTRO CON JESUCRISTO NOS RECLAMA LA
CONVERSIÓN
7.
Durantes este año hemos caminado al “Encuentro de Jesucristo”,
siguiendo nuestro Plan Diocesano de Pastoral.
De diferentes formas, buscamos
este encuentro con Jesús:
·
Nuestros Catequistas fueron orientados sobre su misión y compromiso en esta
línea en el mes de agosto pasado.
·
A los estudiantes de formación en La
Escuela Diocesana La Barca, se les
invitó a vivir la experiencia de encuentro con Jesús estableciendo los centros de
formación por misiones.
·
Se lanzó la Peregrinación con
la Cruz Misionera a nivel Diocesano
en octubre de 2011 en Naguabo.
·
A nuestros Presbíteros se les ofreció
su Retiro Anual con el llamado de
redescubrir su identidad presbiteral y su discipulado misionero en el encuentro con
Jesús.
·
Las Hermanas Teresas de San
José, en Villas de Loíza, y junto al Sr. Carlos Torrado y un grupo de
colaboradores, gestaron e impulsaron el Programa
de Familias Misioneras para el Encuentro con Jesús.
·
Durante el tiempo de Adviento y Navidad, se invitó a vivir a
cada Comunidad Parroquial en este encuentro con Jesús que nos ofrece vida nueva.
·
Hemos hecho cuatro Visitas Pastorales siguiendo la llamada
al “Encuentro de Jesús”: Parroquia San Francisco de Asís en Malpica, Parroquia
Santiago Apóstol en Medianía, Concatedral Dulce Nombre de Jesús en Humacao y Parroquia Nuestra del Rosario en
Naguabo.
·
La Semana Eucarística, iniciada en Loíza, se convirtió en una
semana de encuentro con Jesús Sacramentado en cada una de nuestras Comunidades
Parroquiales.
·
La Cuaresma y la Pascua, las hemos vivido en la convocatoria de
encuentro con Jesús, Portador de Vida Nueva.
·
Desde la Vicaría de Pastoral
se han ofrecido Talleres sobre el Kerigma y la experiencia de encuentro con el Señor de la Vida.
·
Finalmente, a los Catequistas de la Confirmación, se han estado formando en la línea de llevar a nuestros adolescentes y
jóvenes a este encuentro vivo con Cristo Jesús
a través del Itinerario Catecumenal,
que establecen Aparecida y
nuestro Plan Diocesano.
8.
Como ven, hermanos, de una forma u otra, hemos buscado
conducir y acompañarles en el encuentro, y hacia el encuentro, con Jesús, Dador de Vida. Ustedes
y yo tenemos que estar claros y convencidos de que abrazar a Jesús con su
mensaje del Reino, su Ley Nueva del
Amor, su entrega en la Cruz y su
Resurrección, son elementos
fundamentales de nuestra fe que
sostienen nuestra entrega. Desde estos elementos fundamentales, parte la entrega y el testimonio de nuestras
vidas.
Esa entrega y testimonio nos exigen la CONVERSIÓN, pues, hay que
ir podando,
amoldándonos y configurando nuestras vidas con la misma vida y entrega de Jesucristo, Nuestro Señor. Por eso,
en los próximos días, vamos a reunir la Curia de Vicarios, al Consejo Presbiteral y El Clero, para
revisar este año de la convocatoria “Al
encuentro con Jesús”, y ver si podemos ya, movernos hacia la etapa de la
Conversión.
9.
La conversión nos llama con
urgencia a dejar, de una vez y para siempre, esquemas, mentalidades, actitudes, posturas, estilos de vida, que no
responden al proyecto del Reino. No
podemos construir el proyecto de Iglesia
Misionera que se nos ha encomendado, con vidas cargadas de heridas físicas,
espirituales, psicológicas y emocionales; tampoco, con personalidades divididas
y desorientadas; ni en una dinámica de pobres
relaciones humanas fraternales. Es
tiempo de decisiones y compromisos, con seriedad y responsabilidad humana y
eclesial. El dolor de los niños, el sin sentido en la
vida de tantos jóvenes, la desarticulación en matrimonios y familias, no
pueden esperan y exigen entrega fiel de los que estamos al frente. Pastores, Líderes y todos los que ejercen ministerios, o que de
alguna forma, trabajamos y servimos en
la Iglesia, entendamos la gran
responsabilidad que tenemos con el
Pueblo de Dios.
LA PALABRA DE DIOS
10. Ya, desde el Antiguo
Testamento, Dios nos habla a través de los Profetas. Ve la injusticias y la falta de fe en su
Pueblo. Pero Dios, que nos ama infinitamente, a pesar de nuestras miserias e
inconsistencias, nos recuerda que nos va
a recoger y a reunir, como nos dice Ezequiel. Él nos purificará con agua pura de inmundicias
e idolatrías. Nos dará un corazón nuevo con espíritu nuevo,
arrancando el corazón de piedra y entregándonos
un corazón de carne (sensible, humano, compasivo y misericordioso). Ese es el corazón que puede asumir el Plan
Diocesano de Pastoral en esta Diócesis Misionera. Ese es el corazón que puede asumir
la realidad dura y difícil, sin excusas, sin estar echando culpas y buscando pretextos,
para no asumir compromisos, hacer
opciones ni echar raíces en esta
Diócesis de El Yunque.
11. Por tanto, el Profeta Ezequiel, también nos habla a nosotros hoy. Desde que comenzamos, les invité a trabajar en el corazón; y hoy, se lo vuelvo a
repetir: sólo, con corazones nuevos, renovados y
transformados en el Espíritu Santo, podemos unir voluntades y crear esfuerzos
comunes para “remar mar adentro” en la
Barca de la Diócesis de El Yunque. Siempre habrá fuerzas opuestas, sembradores de
cizaña, debilidades y heridas, que
pueden atrasar el trabajo del Reino.
Pero, nos mueve y nos fortalece el Espíritu Santo y las palabras de Jesús, “Yo estaré con ustedes todos los días y la
fuerzas del mal no prevalecerán”, no podemos olvidarlas. Mantengámonos firmes en la fe, la
esperanza y la caridad; purifiquemos y renovemos nuestros corazones, y les
aseguro, que generaremos vida y comunión en medio del Pueblo de Dios, y la pesca será abundante.
12. En la misma forma nos habla San Pablo en la Carta a los
Efesios. Todos estamos llamados por
Jesucristo, quien nos conferido diferentes ministerios y carismas. “Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando
debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos
a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios … y alcancemos la
plenitud”. Así, ya no seremos niños
zarandeados … por cualquier viento de doctrina, a merced de hombres malvados y
astutos, que conducen engañosamente al error”.
Actualicemos este mensaje paulino
en el acontecer histórico de esta Diócesis de El Yunque. Construir la Iglesia, además, de ser mandato,
es obligación de nuestros ministerios
presbiterales, diaconales, religiosos y laicales. Se nos mandó a fundar y establecer una
Iglesia sólida como roca, firme en la fe y fuerte en el Espíritu. Sin la comunión de unos y otros, echamos por
la borda este proyecto del Reino de Dios. San Pablo nos advierte contra los
vientos de doctrinas y los lobos del rebaño.
Solamente, la comunión en Jesucristo nos libera y nos protege de estas
amenazas.
13. Finalmente, la Parábola de
la Vid de San Juan, habla por sí
misma. Solo unidos y vinculados a
Cristo, la Vid Verdadera, podemos tener vida en nosotros y dar frutos
abundantes. Esta imagen de la Vid nos muestra la Iglesia que tenemos que construir, pero también, la espiritualidad que tenemos que vivir. Trabajemos para la comunión, conscientes de
la gran responsabilidad que tenemos,
especialmente, los pastores que
libremente decidimos ser parte de los que vamos al frente, caminando y
acompañando al Pueblo de Dios.
14. Como hemos visto, la
Palabra de Dios que se nos ha proclamado, nos impulsa al encuentro de
Jesús, presente en su Pueblo, presente en su Iglesia. Experiencia de encuentro
que nos vincula a Él y nos mueve a la conversión profunda de nuestros
corazones. Caminemos de la mano de Santiago
Apóstol que, ya, ha hecho el camino. Caminemos y rememos porque nuestra
vida es misión. Sigamos a María, Nuestra Señora del Carmen, Estrella
de la Evangelización que nos guía, y llevemos a Jesús, Portador de Vida, a un Pueblo
que lo reclama con urgencia. Sí, esta es nuestra misión, y es misión de vida, de fe y de esperanza.
LECTORADO Y ACOLITADO
15. Permítanme una palabras a estos hermanos de la Escuela
Diaconal que reciben hoy las órdenes menores. La Escuela
de Diáconos de la Diócesis de El
Yunque, constituida en
estos 23 hermanos, nos da una
señal de alegría y esperanza misionera.
He visto, personalmente, el
interés y esfuerzo en la formación misionera de esta clase
diaconal. He constatado el espíritu de convivencia fraterna y de entrega pastoral que se ha desarrollado
en ellos, al entrar en sintonía con sus
comunidades parroquiales y con las propuestas de misión que ha hecho este
Servidor. Por tanto, teniendo necesidad
de testigos vivos, formados y coherente en medio de las comunidades, hoy conferimos
estos ministerios a estos hermanos. Esto,
no significa que, ya, son candidatos listos para el diaconado. Tendrán que seguir afirmándose en la formación eclesial, en la
espiritualidad, en la pastoral misionera y en el desarrollo humano de sus
vidas. Con estos ministerios que hoy
reciben, les enviamos a nuestras
comunidades para ser servidores y testigos
de la Palabra de Dios, y signos vivos de Jesús Eucaristía para la
comunión de nuestro Pueblo.
16. Por tanto, de hoy en adelante, al conferirle el Lectorado, la Palabra
de Dios contenida en la Santa Escritura,
deberá de dirigir sus vidas, de tal forma, que acogiéndola en el
corazón y conformando su existencia con
esa Palabra, evangelicen a sus hermanos.
Recuerden, que estamos en una Diócesis
Misionera, y este Pueblo está sediento de esa Palabra. Llegar a formar pequeñas comunidades en torno
a la Palabra, debe estar entre sus
esfuerzos permanentes de misión y
compromiso con esta Iglesia de El Yunque.
17. De la misma forma, al recibir el Acolitado, se convierten en servidores de la Eucaristía. Esta deberá alimentar su espiritualidad y su
cotidianidad eclesial. La
Eucaristía es cumbre y fuente de la Iglesia. Con ella se edifica la Iglesia. Por tanto, contamos y confiamos con ustedes
para que edifiquemos esta Iglesia Local del Oriente de Puerto Rico como Iglesia misionera, solidaria, acogedora,
gestora de comunión y reconciliación, desde la Eucaristía y hacia la Eucaristía. Preparen los caminos y sirvan de enlace entre
Presbíteros y diáconos, para que la Eucaristía llegue a cada Comunidad, a cada
sector de esta Diócesis de El Yunque. No
olviden, con la Eucaristía, edificamos la Iglesia, pero celebrada, vivida y compartida. Como Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, recuerden que están al servicio de esta Diócesis, para dar y
llevar vida a los hermanos,
especialmente, a los enfermos. Como nuevos
servidores de la Palabra y de la
Eucaristía, cultiven la esperanza misionera en cada una de nuestras
comunidades. Hay que fortalecer y reconciliar
a nuestro Pueblo, con esta sociedad cargada de violencia, de injusticias y
llena de miedos. Sean valientes y firmes
en la fe.
18. Finalmente, les anuncio a todos que ya tenemos el Permiso de Construcción del Obispado de la
Diócesis de El Yunque. Iniciaremos
ahora el proceso de subasta, y confiamos que, a principios de enero, ya
arranque la construcción de este
proyecto. También, en agosto próximo, la Pontificia Universidad Católica de
Puerto Rico, dará inicio a un programa de acreditación de maestros de
religión. Estas iniciativas impulsan
la cimentación a esta Iglesia del Oriente de Puerto Rico. Aún, hay áreas muy
débiles: familia, vocaciones y la acción
social. Por favor, intensifiquen su
oración para que el Señor nos envíe las
vocaciones que necesitamos: presbíteros,
diáconos, religiosos, religiosas y ministerios laicales con claro corazón misionero.
CONCLUSIÓN
19. Hermanos y hermanas de esta Diócesis de Fajardo-Humacao, nos une el amor y nos mueve el Espíritu
Santo de Cristo Resucitado. Cuando
celebramos nuestro Cuarto Aniversario y nos encaminamos hacia el Quinto, no
permitamos que se debiliten nuestras fuerzas ni que se quebrante el
espíritu. Afrontemos juntos las
dificultades, en comunión de fe y de esperanza. Llevemos hoy la Cruz Peregrina y Misionera a
nuestros hogares en señal de comunión con esta Iglesia del Yunque. Oren por
este Servidor, por sus Presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y líderes,
para que seamos instrumentos vivos y artífices de la comunión como nos
reclama el Evangelio y nos encomienda la Iglesia de Jesucristo.
¡Pueblo, que la Misión no se detenga; que cada uno sea discípulo
misionero, renovando su corazón y testificando el amor de Cristo Jesús¡ ¡Qué
Dios les bendiga!
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