lunes, 9 de diciembre de 2013

Cristo Rey te necesita para servir, a un Puerto Rico sediento de amor


Cristo Rey te necesita para servir,
a un Puerto Rico sediento de amor







Jaime Torres Torres

Fotoperiodista/José Velázquez
Diócesis de El Yunque

Río Grande – Litúrgicamente, cada domingo es una fuente indispensable de gracia para los fieles.
Más la Fiesta de Cristo Rey del Universo, que encamina a la Iglesia al Adviento, delimitando el inicio del nuevo año litúrgico, es una celebración en cuya gozosa, solemne y esperanzadora participación el pueblo de Dios ratifica la madurez de su fe.

El pasado domingo 24, la comunidad de la Parroquia Cristo Rey en Palmer se lanzó a la calle, como un signo visible de su adoración a Jesús, cuyo reinado de amor, justicia, paz y perdón el mundo no lo comprende porque no lo conoce.

Esa, precisamente, es la misión del párroco Adrían Alicea y sus diáconos Pedro, Anthony, Willie y Albert junto a los fieles que recorrieron la periferia de Palmer, entonando alabanzas al Señor y comunicando, con su testimonio, que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. La concentración protestante del sector es dramática, pero sus templos, el pasado domingo 24 a las 9:30 a.m., estaban prácticamente vacíos.

Tras una procesión de casi una hora, con la imagen del Santo Patrón de la comunidad parroquial, Padre Adrián y sus acompañantes entraron al templo. Asperjó con agua bendita a los fieles que abarrotaron la parroquia, antes del desarrollo de la liturgia, animada por una bonita integración de los ministerios musicales de la comunidad eclesial.

En una representación teatral de varios jóvenes, uno personificó a Cristo Rey, revistiendo de pureza a un deambulante y acogiendo en el diálogo a una familia distanciada e incomunicada por las nuevas tecnologías de comunicación digital, a la vez que otros ofrecían la Biblia y el Rosario como fuentes de gracia.

En su homilía, con una hermenéutica de los textos litúrgicos de la Fiesta de Cristo Rey de fácil comprensión, Padre Adrían subrayó al saque que Cristo es la fuente inagotable de la paz, recordando que en la adversidad (el desempleo, la enfermedad, la soledad, la pobreza, etc.) cuando los ‘reyes’ del mundo se ausentan, Cristo permanece fiel.

El trono de su reinado es la Cruz, que es locura para el mundo, pero poder de Dios para los que se salvan. Y desde allí derramó su sangre por amor. Gesto que, en el llamado al discipulado misionero al que el Obispo Eusebio Ramos Morales convoca a los fieles de la Diócesis del Yunque, se debe traducir en servicio.

El reinado de Cristo, explicó Padre Adrián, los fieles lo pueden proclamar amando al prójimo, comenzando por casa, desde el seno de la familia, en relaciones de armonía, servicio y perdón.
“Porque el altanero esconde su debilidad ante esa fachada”, afirmó el presbítero al exhortar a proclamar a Cristo Rey, más que con palabras, con la vida.

Al entonar líneas de la melodía “Te alabo”, inspirada por Roberto Orellana en Cristo Rey, la feligresía se unió a Padre Adrián en una hermosa alabanza que propició una profunda oración por las familias, jóvenes, ancianos y niños que sufren.

En la consagración muchos alabaron a viva voz al Señor que se hace presente en el Santísimo Sacramento del Altar y tras un Padrenuestro articulado con el alma, los fieles se confundieron en un efusivo y expresivo saludo de paz que conmovió a muchos.

Antes de la bendición final, Padre Adrián invitó al Altar a los niños y jóvenes, signos de una Iglesia que se renueva; presente y futuro de una Iglesia misionera convocada a testificar con su vida a Jesucristo Rey del Universo.

Bajo una carpa, la comunidad celebró la Fiesta en honor de su Santo Patrón hasta la tarde, deleitándose con música típica y disfrutando alimentos criollos confeccionados por varios feligreses. En el corazón de los laicos, al final, resonó el eco del llamado a compartir la realeza de Cristo sirviendo hasta el extremo a un Puerto Rico sediento de amor.

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