viernes, 13 de diciembre de 2013

CELEBRACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE PATRONA DE AMÉRICA LATINA Y DE LA DIÓCESIS DE PONCE







PONCE, PUERTO RICO
12 DE DICIEMBRE DE 2013


HOMILÍA
TEMA: MARÍA ES LA VIRGEN MADRE, QUE NOS DA A JESÚS, NOS  ACOGE Y ABRAZA COMO  PUEBLO
SALUDOS Y FELICITACIONES
1. Muy buenos días, Pueblo Madrugador, que se rinde en esta mañana a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina y Patrona de la Diócesis y la Ciudad de Ponce. Desde la Diócesis de El Yunque, les traigo a todos un abrazo de comunión fraterna, de paz y de alegría. Cuando se reúnen para honrar a María bajo esta advocación que, tanto, ha inspirado y acompañado el anuncio del Evangelio en Ponce, Puerto Rico, México y toda la América Latina, dejémonos arropar por María: “La Virgen Madre de Dios, que nos da a Jesús, nos acoge y abraza como Pueblo”.
2. Saludamos en espíritu fraterno a su amado Pastor, S.E.R. Mons. Félix Lázaro Martínez, y a quien agradecemos la oportunidad que nos ha dado de presidir esta Celebración en honor a Nuestra Señora de Guadalupe. Saludo, también, a mis hermanos Presbíteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas, aquí presentes. A la Honorable Alcaldesa, María (Mayita) Meléndez Altieri, a todas la Autoridades de Gobierno y Líderes de esta Comunidad Catedralicia. Para todos ustedes, Pueblo Santo de Dios que honran María, Madre de Dios y madre nuestra, en la advocación de Nuestras Señora de Guadalupe, mis saludos y felicitaciones.
S.E.R.Mons. Eusebio Ramos Morales,
Obispo de la Diócesis de El Yunque
3. Esta celebración en honor a nuestra Patrona, María de Guadalupe, y en este tiempo de Adviento, nos pone en un claro contexto de espiritualidad discipular misionera. Ella es la Patrona, la que nos cuida e intercede con su poder mediador en favor nuestro. Pero, nos protege e intercede por nosotros, para que, actuemos en su nombre y como enviados, discípulos de Jesús. Discípulos para llevar buenas noticias, para sembrar esperanza, para trabajar por la paz y la comunión fraterna. Así lo hizo el San Juan Diego, y así, debemos de hacerlo nosotros, hoy, en Ponce, en esta Diócesis y en todo Puerto Rico. Hay que llevar la Buena Nueva de Jesús, el Evangelio, a cada hogar, a las Comunidades y a todos nuestros hermanos. Es momento de convertirnos en embajadores de la concordia fraterna en Puerto Rico, ser testigos y portadores de la fe, del amor y la esperanza en nuestro Pueblo.




ALGUNOS ELEMENTOS DE LA TRADICIÓN Y DEVOCIÓN MARIANA QUE ACOMPAÑAN LA APARICIÓN DE GUADALUPE
4. María en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, nos llama a ser embajadores y enviados en su nombre, como señales vivas de vida y de concordia fraterna. Ella nos llama a convertirnos y reconciliarnos para hacer una historia nueva que renueve a este Pueblo y a nuestra Iglesia. A esto, le llamamos hoy Nueva Evangelización. Podemos identificar estos elementos en el relato de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe.
5. Primero, podemos contemplar a María como Embajadora de Dios que viene a nuestro encuentro para que seamos discípulos de su Hijo y portadores de buenas noticias. Ella, radiante, brillante como el sol, se apareció a Juan Diego en la colina del Tepeyac y lo llamó, tiernamente, por su nombre, Juan Dieguito. También, María, nos llama hoy al celebrar esta Solemne Misa en su nombre, para que seamos discípulos misioneros, como nos ha pedido Aparecida. Qué seamos testigos alegres, dinámicos y eficaces de la Palabra, como nos ha pedido el Papa Francisco. Qué llevemos el mensaje de la Nueva Evangelización a cada una de nuestras comunidades parroquiales, con alegría y entusiasmo.
6. Hace pocos días celebramos aquí, en el Coliseo Pachín Vicens de Ponce, el Cierre del Año de la Fe y la Celebración Mariana de la Virgen de la Providencia, el pasado 19 de noviembre. Hoy, nos reunimos como Pueblo de Fe para esta gran celebración matutina en honor de nuestra Patrona: María de Guadalupe. Se trata de dos grandes celebraciones marianas que nos están hablando. Podemos decir, que, la Virgen María nos está visitando y nos está hablando, y nos arropa con su manto materno. Ella, nos está llamando a cada uno de nosotros, como llamó a Juan Diego, y nos encomienda una misión. Nos da la misión de llevar a Jesús a los corazones apagados y fríos, a los hogares sin amor y a los sectores de violencia y de muerte. Nos está diciendo, que, en este Adviento nos preparemos, verdaderamente, como bautizados para renacer en la Navidad y dejar que, Jesús, llene de vida, de alegría y de paz nuestros corazones.
7. María quiere arropar a Puerto Rico para mostrarle el amor y la vida nueva de Jesucristo y necesita “Juan Dieguitos”, embajadores, que no le cojan miedo a la misión ni se desilusionen por los problemas y dificultades. Sí, hay problemas en nuestros hogares y comunidades, pero, podemos cambiar la historia de maldad y de egoísmos, de odios y mentiras, por una historia nueva donde haya fe, esperanza y caridad; donde, Jesús esté presente en los corazones y en la relaciones humanas. Por eso, les invito a celebrar esta Fiesta Guadalupana, cantando con alegría “las Mañanitas a la Virgen”, pero, para salir de esta Iglesia Catedral, convencidos y firmes de que tenemos que hacer una historia nueva en nuestro País. Qué, arropados por su manto materno, seamos los embajadores de la paz, la solidaridad y la concordia fraterna que necesita nuestra sociedad.
Celebración de la Santa Misa, presidida por Mons. Eusebio.
8. En segundo lugar, podemos ver en el relato que María, no sólo se acerca a Juan Diego y le encomienda una misión. También le da un signo, una señal. Luego, le envía con esta señal a cumplir su misión, frente al Obispo. Juan Diego recogió en la montaña unas rosas de castilla en su poncho o manto, imposibles en tiempo helado. Se las mostró a la Virgen y salió corriendo a ver el Obispo. Al verlas, el Obispo se sorprendió por la belleza de las rosas y por la imagen grabada en el poncho, manta, tilma, de Juan Diego: era la propia imagen de la Madre de Dios, que se sigue venerando en México. Hermanos, vivimos en medio de incrédulos o de gente que necesita de alicientes, de hechos de vida, para dar el paso a la fe. El anuncio del Evangelio tiene que ir acompañados de signos, gestos y acciones concretas. .
9. Hoy, debemos de preguntarnos, ¿qué señal damos a los demás para desperar la fe en los corazones o sembrarla en las Comunidades? El Papa Francisco nos está pidiendo signos vivos que atraigan a los demás. Este es uno de los elementos fuertes de su Pontificado: signos valientes y sencillos, al mismo tiempo, tales como: acoger, visitar, abrazar, alimentar, perdonar, compartir y enseñar con amor. Pues, hermanos, éstos son los signos que tenemos que mostrar a los demás. Estas son las “rosas” que debemos de llevar para despertar la fe e irradiarla por todas partes.
10. Nuestro mayor signo tiene que ser el testimonio coherente y fiel, de cada día. Así, lo hacían las comunidades cristianas de los Apóstoles: “se mantenían constantes en la enseñanza, en la comunión, en la fracción del pan y en la oración”; “tenían un solo corazón, todo lo tenían en común”, nos dice Hechos de los Apóstoles. También, estas tiene que ser las señales que acompañen a nuestras vidas de fe y transformaremos corazones y cambiaremos mentalidades. “Le fe, sin obras es fe muerta”, nos dice Santiago. Pues, Pueblo de Dios, que esta gran Celebración Guadalupana, sirva para confirmar la fe católica de nuestro Pueblo; una fe católica que ha sido arropada del manto materno de María. Como Guadalupe fue la gran señal para una nueva historia en México, América Latina y el Caribe, bajo el manto de María, seamos embajadores y signos vivos para un nuevo Puerto Rico, desde la fe, el amor y la esperanza.
11. Además, hay un tercer elemento que quiero resaltar, y es que el Tío de Juan Diego, Bernardino, que estaba enfermo, se sanó por intercesión de María. Hay enfermedades, problemas y muchas situaciones que nos roban la tranquilidad y nos quitan el sueño. Pero, es fundamental responder al proyecto de Dios con generosidad y entrega fiel. A veces esto, se nos olvida y abandonamos las cosas esenciales. Esto pasa en muchos hogares y en muchas comunidades, incluyendo parroquias. Esta Devoción de la Virgen de Guadalupe, también, nos llama a establecer prioridades y opciones. La dispersión, la confusión, la ceguera, como personas y como pueblo, nos están quitando la vida y la armonía, personal y social.
12. Debemos de encontrarnos, como, discípulos y hermanos, y saber escuchar la voz de Dios que habla a nuestros corazones. Contemplemos la Palabra y dejémonos interpelar por ésta. Contemplemos a María que sigue diciéndonos: “Hagan lo que Él les diga”. Diócesis de Ponce, Puerto Rico, y cada uno de nosotros, contemplemos a Nuestra Señora de Guadalupe que nos está visitando e invitando a ser embajadores y signos vivos y escojamos el servicio y seguimiento discipular de Jesús, como opción primera, para hacer una historia nueva y un nuevo País, lleno de vida, de fe y de esperanza, de justicia y de paz. 
LA PALABRA DE DIOS
Virgén de la Guadalupe
13. Finalmente, escuchemos y contemplemos la Palabra de Dios, proclamada en esta mañana. Dios nos ha enviado a Jesús, nacido de María, la mujer mencionada por San Pablo en su Carta a los Gálatas, para que seamos hijos de ese Dios Padre. Hijos de Dios llamados a construir la fraternidad universal. Todos los hombres y mujeres estamos llamados a construir esa fraternidad como hijos de Dios. Acaba de morir uno de los hombres que ha creído en esta fraternidad universal, sin colores de piel ni diferencias de razas: Nelson Mandela. El Papa Francisco nos está llamando a gestar una Iglesia de puertas abiertas, saliendo con diligencia al anuncio gozoso del Evangelio. Pues, ha llegado la hora y la realidad histórica de este País la está exigiendo. Hay que reconstruir la convivencia social en Puerto Rico, pero, tiene que ser desde el Evangelio porque Puerto Rico nació arropado por la fe en Jesucristo y la devoción mariana.
14. Por eso, como María, a prisa y con urgencia, como nos muestra el Evangelio de hoy, pongámonos en camino y llevemos a Buena Nueva de Jesús a los demás. Así, lo hizo Ella con Zacarías e Isabel, y Juan Bautista, oculto en el vientre de su Madre, se percató, inmediatamente, saltando de alegría. Como Isabel, acojamos la Buena Nueva del Evangelio en nuestros corazones. Como Juan Diego, seamos portadores insistentes y confiados que el mensaje, el anuncio gozoso del Evangelio, rendirá frutos. Es hora de la Nueva Evangelización, con ardor, nuevos métodos y estrategias, para hacer la nueva historia de la concordia fraterna y solidaria en Puerto Rico.

CONCLUSIÓN
15. María es la Virgen Madre de Dios, que nos trae a Jesús, nos acoge y abraza como pueblo puertorriqueño. Este Pueblo, como los Pueblos Latinoamericanos, ha nacido en el regazo de María. Ella es la Madre que nos cuida y nos protege. Rindámosle homenaje contemplándola, y como Ella misma hizo, como lo hizo Juan Diego, pongámonos en camino para la Misión Continental en Puerto Rico, bajo su manto y su inspiración. Recordemos, que Aparecida nos la presenta como la Discípula más Perfecta de Jesús y la Gran Misionera”. Abracemos la encomienda de ser discípulos misioneros, sin miedos ni excusa, sin dilaciones, y venciendo las tentaciones del egoísmo, la injusticia y el poder. Seamos los Juan Dieguitos de hoy, pues, María nos esta llamando. ¡QUÉ DIOS LES BENDIGA! ¡QUÉ VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!
(S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales/Obispo de la Diócesis Fajardo Humacao)


- Las imagenes fueron captadas por el fotoperiodista, Alberto Ignacio González, para e periodico EL Visitante, Prensa para la Paz.

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