HOMILÍA
TEMA: MARÍA ES LA VIRGEN MADRE, QUE NOS DA A JESÚS, NOS ACOGE Y
ABRAZA COMO PUEBLO
SALUDOS Y FELICITACIONES
1. Muy buenos días, Pueblo Madrugador, que se rinde en esta mañana a los
pies de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina y Patrona de la
Diócesis y la Ciudad de Ponce. Desde la Diócesis de El Yunque, les traigo a
todos un abrazo de comunión fraterna, de paz y de alegría. Cuando se reúnen
para honrar a María bajo esta advocación que, tanto, ha inspirado y acompañado
el anuncio del Evangelio en Ponce, Puerto Rico, México y toda la América
Latina, dejémonos arropar por María: “La Virgen Madre de Dios, que nos da a
Jesús, nos acoge y abraza como Pueblo”.
2. Saludamos en espíritu fraterno a su amado Pastor, S.E.R. Mons. Félix
Lázaro Martínez, y a quien agradecemos la oportunidad que nos ha dado de
presidir esta Celebración en honor a Nuestra Señora de Guadalupe. Saludo,
también, a mis hermanos Presbíteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas, aquí
presentes. A la Honorable Alcaldesa, María (Mayita) Meléndez Altieri, a todas
la Autoridades de Gobierno y Líderes de esta Comunidad Catedralicia. Para todos
ustedes, Pueblo Santo de Dios que honran María, Madre de Dios y madre nuestra,
en la advocación de Nuestras Señora de Guadalupe, mis saludos y felicitaciones.
S.E.R.Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de la Diócesis de El Yunque |
ALGUNOS ELEMENTOS DE LA TRADICIÓN Y DEVOCIÓN
MARIANA QUE ACOMPAÑAN LA APARICIÓN DE GUADALUPE
4. María en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, nos llama a
ser embajadores y enviados en su nombre, como señales vivas de vida y de
concordia fraterna. Ella nos llama a convertirnos y reconciliarnos para hacer
una historia nueva que renueve a este Pueblo y a nuestra Iglesia. A esto, le
llamamos hoy Nueva Evangelización. Podemos identificar estos elementos en el
relato de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe.
5. Primero, podemos contemplar a María como Embajadora de Dios que viene
a nuestro encuentro para que seamos discípulos de su Hijo y portadores de
buenas noticias. Ella, radiante, brillante como el sol, se apareció a Juan
Diego en la colina del Tepeyac y lo llamó, tiernamente, por su nombre, Juan
Dieguito. También, María, nos llama hoy al celebrar esta Solemne Misa en su
nombre, para que seamos discípulos misioneros, como nos ha pedido Aparecida.
Qué seamos testigos alegres, dinámicos y eficaces de la Palabra, como nos ha
pedido el Papa Francisco. Qué llevemos el mensaje de la Nueva Evangelización a
cada una de nuestras comunidades parroquiales, con alegría y entusiasmo.
6. Hace pocos días celebramos aquí, en el Coliseo Pachín Vicens de Ponce,
el Cierre del Año de la Fe y la Celebración Mariana de la Virgen de la
Providencia, el pasado 19 de noviembre. Hoy, nos reunimos como Pueblo de Fe
para esta gran celebración matutina en honor de nuestra Patrona: María de
Guadalupe. Se trata de dos grandes celebraciones marianas que nos están
hablando. Podemos decir, que, la Virgen María nos está visitando y nos está
hablando, y nos arropa con su manto materno. Ella, nos está llamando a cada uno
de nosotros, como llamó a Juan Diego, y nos encomienda una misión. Nos da la
misión de llevar a Jesús a los corazones apagados y fríos, a los hogares sin
amor y a los sectores de violencia y de muerte. Nos está diciendo, que, en este
Adviento nos preparemos, verdaderamente, como bautizados para renacer en la
Navidad y dejar que, Jesús, llene de vida, de alegría y de paz nuestros
corazones.
7. María quiere arropar a Puerto Rico para mostrarle el amor y la vida
nueva de Jesucristo y necesita “Juan Dieguitos”, embajadores, que no le cojan
miedo a la misión ni se desilusionen por los problemas y dificultades. Sí, hay
problemas en nuestros hogares y comunidades, pero, podemos cambiar la historia
de maldad y de egoísmos, de odios y mentiras, por una historia nueva donde haya
fe, esperanza y caridad; donde, Jesús esté presente en los corazones y en la
relaciones humanas. Por eso, les invito a celebrar esta Fiesta Guadalupana,
cantando con alegría “las Mañanitas a la Virgen”, pero, para salir de esta
Iglesia Catedral, convencidos y firmes de que tenemos que hacer una historia nueva
en nuestro País. Qué, arropados por su manto materno, seamos los embajadores de
la paz, la solidaridad y la concordia fraterna que necesita nuestra sociedad.
Celebración de la Santa Misa, presidida por Mons. Eusebio. |
9. Hoy, debemos de preguntarnos, ¿qué señal damos a los demás para
desperar la fe en los corazones o sembrarla en las Comunidades? El Papa
Francisco nos está pidiendo signos vivos que atraigan a los demás. Este es uno
de los elementos fuertes de su Pontificado: signos valientes y sencillos, al
mismo tiempo, tales como: acoger, visitar, abrazar, alimentar, perdonar,
compartir y enseñar con amor. Pues, hermanos, éstos son los signos que tenemos
que mostrar a los demás. Estas son las “rosas” que debemos de llevar para
despertar la fe e irradiarla por todas partes.
10. Nuestro mayor signo tiene que ser el testimonio coherente y fiel, de
cada día. Así, lo hacían las comunidades cristianas de los Apóstoles: “se
mantenían constantes en la enseñanza, en la comunión, en la fracción del pan y
en la oración”; “tenían un solo corazón, todo lo tenían en común”, nos dice
Hechos de los Apóstoles. También, estas tiene que ser las señales que acompañen
a nuestras vidas de fe y transformaremos corazones y cambiaremos mentalidades.
“Le fe, sin obras es fe muerta”, nos dice Santiago. Pues, Pueblo de Dios, que
esta gran Celebración Guadalupana, sirva para confirmar la fe católica de
nuestro Pueblo; una fe católica que ha sido arropada del manto materno de
María. Como Guadalupe fue la gran señal para una nueva historia en México,
América Latina y el Caribe, bajo el manto de María, seamos embajadores y signos
vivos para un nuevo Puerto Rico, desde la fe, el amor y la esperanza.
11. Además, hay un tercer elemento que quiero resaltar, y es que el Tío
de Juan Diego, Bernardino, que estaba enfermo, se sanó por intercesión de
María. Hay enfermedades, problemas y muchas situaciones que nos roban la
tranquilidad y nos quitan el sueño. Pero, es fundamental responder al proyecto
de Dios con generosidad y entrega fiel. A veces esto, se nos olvida y
abandonamos las cosas esenciales. Esto pasa en muchos hogares y en muchas
comunidades, incluyendo parroquias. Esta Devoción de la Virgen de Guadalupe,
también, nos llama a establecer prioridades y opciones. La dispersión, la
confusión, la ceguera, como personas y como pueblo, nos están quitando la vida
y la armonía, personal y social.
12. Debemos de encontrarnos, como, discípulos y hermanos, y saber
escuchar la voz de Dios que habla a nuestros corazones. Contemplemos la Palabra
y dejémonos interpelar por ésta. Contemplemos a María que sigue diciéndonos:
“Hagan lo que Él les diga”. Diócesis de Ponce, Puerto Rico, y cada uno de
nosotros, contemplemos a Nuestra Señora de Guadalupe que nos está visitando e
invitando a ser embajadores y signos vivos y escojamos el servicio y
seguimiento discipular de Jesús, como opción primera, para hacer una historia
nueva y un nuevo País, lleno de vida, de fe y de esperanza, de justicia y de
paz.
LA PALABRA DE DIOS
Virgén de la Guadalupe |
14. Por eso, como María, a prisa y con urgencia, como nos muestra el
Evangelio de hoy, pongámonos en camino y llevemos a Buena Nueva de Jesús a los
demás. Así, lo hizo Ella con Zacarías e Isabel, y Juan Bautista, oculto en el
vientre de su Madre, se percató, inmediatamente, saltando de alegría. Como
Isabel, acojamos la Buena Nueva del Evangelio en nuestros corazones. Como Juan
Diego, seamos portadores insistentes y confiados que el mensaje, el anuncio
gozoso del Evangelio, rendirá frutos. Es hora de la Nueva Evangelización, con
ardor, nuevos métodos y estrategias, para hacer la nueva historia de la
concordia fraterna y solidaria en Puerto Rico.
CONCLUSIÓN
15. María es la Virgen Madre de Dios, que nos trae a Jesús, nos acoge y
abraza como pueblo puertorriqueño. Este Pueblo, como los Pueblos
Latinoamericanos, ha nacido en el regazo de María. Ella es la Madre que nos
cuida y nos protege. Rindámosle homenaje contemplándola, y como Ella misma
hizo, como lo hizo Juan Diego, pongámonos en camino para la Misión Continental
en Puerto Rico, bajo su manto y su inspiración. Recordemos, que Aparecida nos
la presenta como la Discípula más Perfecta de Jesús y la Gran Misionera”.
Abracemos la encomienda de ser discípulos misioneros, sin miedos ni excusa, sin
dilaciones, y venciendo las tentaciones del egoísmo, la injusticia y el poder.
Seamos los Juan Dieguitos de hoy, pues, María nos esta llamando. ¡QUÉ DIOS LES
BENDIGA! ¡QUÉ VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!
(S.E.R.
Mons. Eusebio Ramos Morales/Obispo de la Diócesis Fajardo Humacao)
- Las imagenes fueron captadas por el fotoperiodista, Alberto Ignacio González, para e periodico EL Visitante, Prensa para la Paz.
- Las imagenes fueron captadas por el fotoperiodista, Alberto Ignacio González, para e periodico EL Visitante, Prensa para la Paz.
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