“Nosotros
tenemos que proveerle los medios y las formas, y si no vienen, a esos hay que ir; eso es ser discípulo de Jesús y esa es la llamada que hace su Iglesia”,
Monseñor Eusebio.
El
pasado domingo, 1 de septiembre de 2013, se inició el proyecto de “Comunidades Misioneras” en la Diócesis
de Fajardo-Humacao. Aprovechando
la nueva etapa que se inicia en
esta Diócesis, tres (3) áreas ubicadas en Canóvanas (Cubuy), Luquillo (con sus dos parroquias), y Naguabo y Punta
Santiago, iniciaron estas experiencias, con el deseo de actuar la misión y la
convocatoria al discipulado-misionero. "Quiero servidores y servidoras,
discípulos misioneros, con olor a oveja", citando a las palabras del
Papa Francisco, dijo el
Obispo de la Diócesis de El Yunque, S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales. El llamado lo hizo en la Eucaristía que
inauguraba este proyecto en el Templo Parroquial de Punta santiago, en
Humacao.
La
alegría de la feligresía era evidente,
y a ellos, se unió el Pastor y Guía Monseñor Eusebio. Allí, les presentó al Equipo que trabajará esa comunidad misionera
ellos son: el Rvdo. Diácono Rfael Ufret, que fungirá como administrador, y con él, estará el Padre
Nicolás Cruz, y los diáconos: Andrés Velázquez, Ángel M. Rodríguez y José López. A ellos se
sumarán algunos de ustedes, oportunamente. “Este equipo estará con ustedes,
mano a mano, y les acompañará en sus comunidades, con su trabajo
misionero y pastoral. Ellos, a su
vez, organizarán equipos misioneros, siguiendo el llamada de Aparecida y de la
Nueva Evangelización a renovar la
Iglesia. Este es el grito de
Aparecida y de nuestro Plan
Diocesano de Pastoral” subrayó el
Obispo.
Además,
señalaba, que, de la misma forma,
se organizaría estos equipos
misioneros en Naguabo, Luquillo y
Cubuy. En Naguabo, estaría dirigido por el Padre Edvard Jeudy; en Luquillo, por
el Padre Luis A. Alicea; y en Cubuy, por el Padre Raguiel Rodríguez.
La
celebración estuvo enmarcada por la alegría y la presencia de niños, jóvenes,
familias y los viejitos y viejitas, como cariñosamente se reconocen, que
entonaban al son de instrumentos musicales, himnos, salmos y alabanzas al
Señor, en acción de gracias por el
grupo de trabajo Misionero.
Iniciada
la Homilía, Monseñor Eusebio, citó las palabras de Jesús en el Evangelio,
cuando llamó a sus primeros discípulos a echar las redes. “Hoy y en su nombre
les digo a la Comunidad de Punta Santiago: ‘remen mar adentro y echen las
redes’. Acto seguido,
comenzó a compartir con los feligreses el proceso pastoral que suscitó el
nacimiento de la Diócesis de Fajardo-Humacao, y con ella, la
ordenación de su Primer Obispo. Allí, se hizo la convocatoria a “remar mar adentro”. Esta llamada quedó
gravada en la promulgación del Plan Diocesano de Pastoral. Por esto, el Obispo,
añadió: “queremos retomar esa convocatoria y convertirla, no en una llamada,
sino, en acción. Acción, que brota con el Año de la Fe y la Nueva Evangelización. Ahora, el Papa
Francisco, esta impulsando esta acción con cada gesto y palabras que brotan de su
Magisterio”, recalcó.
Con
voz profética y pastoral, el Obispo, expresó: “En esta mañana les convocó para
iniciar con hechos y obras concretas lo que es el discipulado misionero.
Continuó diciéndoles: Es un
proceso que requerirá un cambio de mentalidad y de corazón, pero un proceso que renovará a sus comunidades
para convertirlas en comunidades vivas, comunidades que se sientan y sean de
verdad, Iglesia viva y Pueblo de Dios”.
El
Obispo agradeció a todos los que se han unido a esta llamada que realiza esta Iglesia Local, en el Este del
País, Diócesis de El Yunque.
“Quiero agradecer a todos los presbíteros, diáconos y laicos que han acogido el
llamado que hiciera este Servidor, a nombre de la Diócesis. Mi
agradecimiento y mi respeto, a estos hermanos. Luego, presentó
algunas de las tareas, que se
estarán realizando en las Comunidades Misioneras. “Ellos irán sector por
sector, desde el Bo. Pasto Viejo, Villa Palmira, Verde Mar, Parcelas Viejas, Parcelas Nuevas, el Poblado, incluyendo a los que
laboran en el Cayo Santiago,
puntualizó, porque, todos y
cada uno son parte del Pueblo de Dios,
y nadie puede quedar excluido”.
Cuestionó,
¿Por qué hay que conformarse con
los que vienen? Y añadió: “¿ qué vamos hacer con aquéllos que no vienen?, preguntó
el Obispo. Respondió enfáticamente, y dijo: “Nosotros tenemos que proveerle los
medios y las formas, y si no
vienen, a esos hay que ir;
eso es ser discípulo de Jesús y esa es la llamada que hace su Iglesia”. Nuevamente, expresó: “Porque este País, saldrá del
ambiente de violencia, este País y nuestras familias, saldrán del ambiente de
dispersión y de inseguridad cuando
hayan cristianos vivos que sean luz del mundo y sal de la tierra y a esto es que nos llama nuestro bautismo.
Ellos irán por las calles de sus comunidades, día tras día, haciendo esta
invitación, buscando a la oveja
perdida, a tiempo y a destiempo, con tenacidad y disponibilidad, con servicio
auténtico y sincero”.
No
faltaron palabras de aliento para la Comunidad, cuando Monseñor, haciendo una
breve pausa, les dijo:”
Ustedes, gente, familia, niños,
jóvenes y mis queridos viejitos y viejitas, no están solos. Hemos venido a
continuar el trabajo que se ha
estado haciendo por tantos sacerdotes,
muy queridos de ustedes. Ahora se inicia una nueva etapa y queremos acercarnos
más a sus comunidades, para que tengan vida y vida en abundancia en el Nombre de Jesús”.
Siguiendo
su mensaje e invitación misionera, Monseñor Eusebio, les hizo un recorrido por
la historia parroquial, recordándole a la comunidad aquellos hombres y mujeres
que se convirtieron en pilares; y los pastores, que colaboran en ella y que sembraron
su semilla. Así mismo,
reconoció los detalles de algunos fieles que durante su servicio hicieron una
obra hermosa en sus comunidades. “Hoy quiero reconocer a cada uno de los
hermanos y hermanas, que, a través
de su testimonio, nos dejaron las
huellas de una Iglesia viva y
misionera. Ellos se dedicaron a la Iglesia y con gran el amor
desprendido, sirvieron al
prójimo. Recordó a Don Gonzalo
Vázquez y Aúrea, la mamá de Milton.
Como ellos, hay muchos más
que han dado la milla extra y han hechos
de sus vidas un verdadero discipulado misionero”, sostuvo.
Concluyó
su mensaje, animándolos a seguir, trabajando cada uno, desde su realidad y su
experiencia de fe. “Hay una calle que nos espera, que clama por cada uno de
nosotros. No tengamos miedo. Necesito que se hagan sentir,
especialmente, con los más pobres,
con el anciano que, muchas veces, pasa horas en soledad, sin que alguien le
bañe, le visite o le lleve un poco de comida”. El Obispo no terminó, sin antes, anunciarles que la Parroquia Nuestra
Señora del Carmen, será punto de
partida para el Camino de
Santiago, en su fase de inicio de peregrinación que recorrerá por las faldas
del Yunque, pasando por Río Grande hasta llegar a Loíza.
La
feligresía agradeció al Obispo y todo su equipo de trabajo, por la acogida de
Parroquia Misionera a Punta Santiago y a Naguabo, y le saludaban con cariño la
finalizar la Eucaristía, juntos a
los demás celebrantes.
¡Adelante,
Diócesis Misionera, Tu Vida es Misión!
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