domingo, 30 de octubre de 2011

Presbíteros al encuentro de Cristo: portador de vida


Subió Jesús a la montaña, llamó a los que él quiso y se fueron con él.  Nombró a doce (a quienes llamó apóstoles) para estar con él y  para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios. (Marcos 3, 13-15).

Del 3 al 7 de octubre el Clero de la Diócesis de El Yunque tuvo los Ejercicios Espirituales en la casa de Retiros Villa Nahir de las Hijas de la Caridad, dirigido por Mons. Elías Salvador Morales Rodríguez, Rector del Seminario Mayor Regina Cleri en Ponce.
Todo el Clero de la Diócesis de Fajardo-Humacao, en unión a nuestro Obispo Mons. Eusebio Ramos Morales, subimos a la montaña entre Ponce y Adjuntas para estar con Jesús a solas, descansar un poco, como discípulos de una Diócesis Misionera, beber de la fuente que brota de costado de Cristo para seguir siendo instrumentos vivos de una Iglesia que reclama testigos más que maestros, pastores más que arrieros.
Como Iglesia local de Fajardo-Humacao, estos ejercicios espirituales enfocados en el Plan Pastoral Diocesano, queremos remar mar adentro con fe y esperanza, sin temores, ni prejuicios. Queremos trabajar en comunión y ser signo de esperanza de un pueblo que gime de dolor por tanta injusticia, criminalidad, desempleo. Pastores y fieles debemos subir a la barca a servir en los diferentes ministerios de la Iglesia que constituyen una fuerza viva en las Parroquias. Obispo, presbíteros y laicos debemos trabajar en comunión para que el Evangelio llegue hasta los últimos rincones de nuestra Diócesis; por tanto, es nuestro deseo de trabajar unidos evitando vivir y actuar de modo aislado, sino favorecer en todo la comunión fraterna dando y recibiendo de sacerdote a sacerdote el calor dela amistad, de la asistencia afectuosa, de la comprensión, de la corrección fraterna, bien consciente de que la gracia del Orden asume y eleva las relaciones humanas, psicológicas, afectivas, amistosas y espirituales… y se concreta en las formas más variada de ayuda mutua, no sólo espirituales sino también materiales.
Los ejercicios espirituales que hace unos días hemos terminado no fueron un espacio cerrado que terminó con la misa de clausura, al contrario, el retiro constituyó una experiencia de fe que nos conduce al encuentro con Jesucristo para animados por su Espíritu Santo recordar su mandato de ir y hacer discípulos (cf. Mt. 28, 20). No podemos desaprovechar esta hora de gracia. Vayamos en nombre de Cristo a lanzar las re-des, vayamos con alegría y gozo “al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y de amor, de alegría y de esperanza” (DA 548).  Vicario de Pastoral, Diócesis de Fajardo-Humacao.


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