Subió Jesús a la
montaña, llamó a los que él quiso y se fueron con él. Nombró a doce (a quienes
llamó apóstoles) para estar con él y
para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios. (Marcos 3,
13-15).
Del 3 al 7 de octubre el Clero de la
Diócesis de El Yunque tuvo los Ejercicios Espirituales en la casa de Retiros
Villa Nahir de las Hijas de la Caridad, dirigido por Mons. Elías Salvador Morales
Rodríguez, Rector del Seminario Mayor Regina Cleri en Ponce.
Todo el Clero de la Diócesis de
Fajardo-Humacao, en unión a nuestro Obispo Mons. Eusebio Ramos Morales, subimos
a la montaña entre Ponce y Adjuntas para estar con Jesús a solas, descansar un
poco, como discípulos de una Diócesis Misionera, beber de la fuente que brota
de costado de Cristo para seguir siendo instrumentos vivos de una Iglesia que
reclama testigos más que maestros, pastores más que arrieros.
Como Iglesia local de
Fajardo-Humacao, estos ejercicios espirituales enfocados en el Plan Pastoral
Diocesano, queremos remar mar adentro con fe y esperanza, sin temores, ni
prejuicios. Queremos trabajar en comunión y ser signo de esperanza de un pueblo
que gime de dolor por tanta injusticia, criminalidad, desempleo. Pastores y fieles
debemos subir a la barca a servir en los diferentes ministerios de la Iglesia
que constituyen una fuerza viva en las Parroquias. Obispo, presbíteros y laicos
debemos trabajar en comunión para que el Evangelio llegue hasta los últimos
rincones de nuestra Diócesis; por tanto, es nuestro deseo de trabajar unidos
evitando vivir y actuar de modo aislado, sino favorecer en todo la comunión
fraterna dando y recibiendo de sacerdote a sacerdote el calor dela amistad, de
la asistencia afectuosa, de la comprensión, de la corrección fraterna, bien consciente
de que la gracia del Orden asume y eleva las relaciones humanas, psicológicas,
afectivas, amistosas y espirituales… y se concreta en las formas más variada de
ayuda mutua, no sólo espirituales sino también materiales.
Los ejercicios espirituales
que hace unos días hemos terminado no fueron un espacio cerrado que terminó con
la misa de clausura, al contrario, el retiro constituyó una experiencia de fe
que nos conduce al encuentro con Jesucristo para animados por su Espíritu Santo
recordar su mandato de ir y hacer discípulos (cf. Mt. 28, 20). No podemos
desaprovechar esta hora de gracia. Vayamos en nombre de Cristo a lanzar las
re-des, vayamos con alegría y gozo “al encuentro de las personas, las familias,
las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del
encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y de amor,
de alegría y de esperanza” (DA 548). Vicario
de Pastoral, Diócesis de Fajardo-Humacao.
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