lunes, 21 de mayo de 2012


AGRADECIMIENTO  CON MOTIVO  
DEL VI ENCUENTRO DE CONFINADOS


 Por S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, 
Presidente Comisión Nacional 
de la Pastoral Católica  Penitenciaria














Fajardo, 20 de mayo de 2012

La experiencia del Encuentro Nacional de  Confinados, realizada el pasado sábado, 5 de mayo,  se convirtió en un acontecimiento repleto de fe,  alegría y  esperanza.  Lograr reunir  de los distintos Centros Penitenciarios del País  en un encuentro fraterno y solidario  a 177  confinados, 175 guardias custodios con sus respectivos supervisores y a más 100 agentes de la Pastoral Penitenciaria Católica,  requiere  un momento de reflexión y de agradecimiento.    Aunque este Semanario Católico le dio amplia cobertura en la pasada edición,  aún así, deseo  recalcar  la importancia y el significado de este VI Encuentro Nacional de Confinados.

Primero, deseo dirigirme a los que Confinados que constituyen la verdadera razón de esta Pastoral Católica.  La fe, la esperanza, la alegría y la formación recibidas, deben arraigar en ustedes la confianza y el convencimiento de que rehabilitarnos, sí  es posible.  Sí, querido Hermano  Confinado,  es posible cómo te testificaron allí, Anita Navarro y José Tirado, que viviendo tu propia experiencia de dolor y amargura, supieron  ponerse de pie y desde su interior, tomar la decisión que cambiaría sus vidas para siempre. Sí es posible, descubriendo la misericordia de Dios y el amor sanador y liberador de Cristo Resucitado. Es la experiencia del hijo pródigo: “me levantaré y volveré a la casa de mi Padre”, Lc 15, 18.  Pero ese  camino a  la libertad y a la vida,  comienza en tu interior, sanado y liberando tu mente y tu corazón.  Gracias a Anita y a José por  su valentía y el testimonio dramático que nos presentaron. Gracias a Minerva Maldonado y  Ana E. González, quienes hablándoles con el corazón,  sembraron las semillas de la esperanza, la paz y la alegría  en esos 177 confinados.  Gracias a los Ministerios de  Música de Lino Bonilla  y de  Juan Galafá, y sus diversos acompañantes, que llevaron al Encuentro su arte, su testimonio de fe y su alegría contagiosa.

Ustedes fueron testigos del ambiente de alegría y de fraternidad que allí compartimos. No dejen perder esta esperanza que brotó en sus  corazones  el sábado, 5 de mayo. Aliméntenla  con la Palabra de Dios, con los Sacramentos y participando de las Catequesis que les  llevan a los distintos Centros los hermanos de la Pastoral Penitenciaria. Por eso, junto a los Confinados, dirijo unas palabras a los Agentes y Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria Católica.   A pesar de los sacrificios y “protocolos”, por los que tenemos que pasar para realizar este ministerio, podemos hacer maravillas y generar espacios de vida, de amor y de esperanza.  Recordemos que nos mueve el Espíritu de Jesús Resucitado.  Es Él quien nos llama y nos fortalece con su amor y su sabiduría,  para que,  sigamos “lavando los pies unos a otros” (cf Jn13, 14, “para que le visitemos y le descubramos en cada hermano nuestro confinado” (cf Mt 25, 36).

Somos  pocos los voluntarios católicos para una población penal de 11,660 confinados.  Apenas, llegamos a 300 voluntarios católicos.   Por eso, el trabajo de los voluntarios y capellanes es “titánico”,  pero, con un testimonio coherente y audaz del amor de  Jesús  en los confinados, como se pudo constatar en este Encuentro.  Tenemos que reconocer el trabajo del Director de esta Pastoral en la Comisión Nacional, Rvdo.  Padre Elving Irrizarry Román, que mes tras mes,  coordina los esfuerzos y actividades para este trabajo con la red de capellanes y voluntarios. De la misma forma,  es encomiable el trabajo del Capellán General Católico, Rvdo. Diácono José Manuel Sánchez Márquez, delegado de la Conferencia Episcopal dentro del Sistema y empleado del DCR. Junto a la  Comisión Nacional  Católica de la Pastoral Penitenciaria, hay cantidad de recursos de apoyo, ministerios, comunidades parroquiales y diversas entidades  que nos brindan sus servicios.   En este encuentro en Dorado, fueron  evidentes estos  servicios:  en la  preparación previa, la acogida, los detalles a los Confinados  e  invitados, el servicio  en las meriendas y  el almuerzo.

A toda esta red de capellanes y voluntarios,  ¡Gracias! Que la experiencia vivida en este VI Encuentro, celebrado  en el Santuario del Espíritu Santo en Dorado,  de los Padres Misioneros  del Espíritu Santo, nos sirva a todos  para afirmarnos más en este apostolado, creciendo en lo que tenemos que crecer, superado nuestras debilidades y trabajando  con pasión para buscar una mejor organización y efectividad.  Recordemos que, en un sistema penitenciario, siempre encontraremos escollos y problemas.  De ahí, la necesidad de nuestra formación, espiritualidad y coordinación. ¡Adelante! El trabajo es mucho, pero, remamos “mar adentro” en la Barca de Jesús.   Cuando escuchamos sus Palabras  y hacemos lo que Él nos dice, “la pesca es abundante”, como pudimos apreciar en este VI Encuentro de Confinados.  Y a nuestra Gente Católica en todo el País, necesitamos más voluntarios, especialmente, donde están los grandes Centros Carcelarios en Puerto Rico: Ponce, Bayamón, Humacao, Río Grande    y Guayama.

También, deseo agradecer al Secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación, Honorable Jesús González, quien acogió esta experiencia con profesionalidad, conciencia y corazón.   Sin obstáculos ni excusas,  dispuso los medios necesarios  para que,  el VI Encuentro de Confinados de la Pastoral  Penitenciaria Católica,  se pudiera llevar a cabo en diálogo y colaboración con los diversos capellanes y voluntarios de los diversas Cárceles del País.  Con él, agradecemos a los  Oficiales Custodios y Supervisores, que dieron testimonio de  servicio y colaboración.  Conocemos de los problemas  que hay en este Departamento.  Por eso, expresamos nuestro apoyo al Honorable Jesús González por el excelente trabajo que está  realizando y a los buenos empleados y servidores del Departamento,  que constituyen  la inmensa mayoría. La participación de éstos en este Encuentro fue, también, un trabajo excelente.

Finalmente, invito a nuestras Comunidades Parroquiales a darle el valor y el reconocimiento que esta Pastoral con los Confinados, requiere.  Su colaboración, oración y participación son,  sumamente,  necesarias.  Todos tenemos  en esta Pastoral una gran oportunidad de opción evangélica por los más necesitados.  Hay una inmensa mayoría de jóvenes en nuestras Cárceles.  Jóvenes y adultos confinados, aumentando cada día,  nos muestran los graves problemas de moral, de espiritualidad, de existencia social y humana, que tiene la sociedad puertorriqueña.  El discipulado misionero, proclamado en Aparecida,  nos invita a “relanzarnos” como bautizados.  Ha llegado la Hora de la  Misión  Discipular,  de salir de la fe dormida y acomodada, para “abrazar” al que sufre, al enfermo, al desnudo y a los pobres,  que abundan en nuestra sociedad puertorriqueña. Este fue el camino de Jesucristo.  Tiene que ser, también, nuestro camino como discípulos misioneros.  ¡Adelante,  sin miedos, rememos “Mar adentro”!  ¡Que Dios les bendiga!


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